¿Cuántas veces has estado en casa y estás bien abrigado, pero sigues teniendo frío en los pies? Esta situación no es nada extraña, la mayoría de las personas padecen esto.
En los meses más fríos del año, nuestro cuerpo tiene que sentir esta sensación de frio, por ello, dependiendo de qué tan abrigado te mantengas, es cómo lo sientes, sin embargo es inevitable no sentir frio durante el invierno.
Esto se debe a que los vasos sanguíneos se encargan de mantener una temperatura agradable en la piel, que distribuye sangre rica en oxígeno por todo el cuerpo.
Entonces cuando descienden las temperaturas, los receptores sensoriales de la piel alertan al cerebro para que contraiga los vasos, lo que permite que pequeñas cantidades de sangre lleguen a la piel para conservar el calor en la parte central del cuerpo, que es dónde están los principales órganos.
¿Qué ocurre con los pies? En las extremidades, como los pies, hay muchos vasos sanguíneos pequeños que son particularmente sensibles a la mala circulación de la sangre.
Cuando bajan las temperaturas, estos vasos sanguíneos se contraen, circula menos sangre y ésta se enfría, lo que provoca una disminución de la temperatura.
Por eso es que sientes más frío en los pies, pues no existe un suministro suficiente de sangre tibia que fluya a través de los dedos de los pies, siendo el mismo caso en las manos.
Así que debes abrigar un poco más tus pies, para intentar mantenerlos más calientitos. Aunque si el síntoma persiste a pesar de cubrirlos bien, pueden ser enfermedades o trastornos más graves, de igual manera acude al doctor, para que sea el quién te dé un diagnóstico.
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