¿Alguna vez te has sentido solo a pesar de estar en una habitación llena de gente?

Es este sentimiento sofocante de tristeza que tienes cuando no sabes a dónde perteneces. Cuando todo lo que tienes es a ti mismo porque no sabes quién está de tu lado. Miras a tu alrededor y son todos los que deberían hacerte feliz, son tus amigos y familiares. Pero todavía te sientes vacío por dentro. 

Cuestionas todo. No sabes si es una fachada o si es real. No sabes si a tus allegados les importa y ven el dolor que llevas dentro. Lo ocultas tan bien que nadie sabe que te duele por dentro. Cualquier palabra de consuelo pierde sentido. Pasan directamente a través de ti. 

Nadie sabe realmente lo que está pasando porque nadie ha dado el paso para ver qué se esconde detrás de la sonrisa falsa. Piensan que estás bien y nunca preguntan por qué, así que encierras tu tristeza. 

Fingir que eres feliz no es una tarea fácil. Es una carga que tensa los músculos mentales y psicológicos. Es posible que quienes te rodean no noten las consecuencias de llevar a cabo este acto. Pero que lo lleves bien no significa que no sea pesado. Un día, te cansarás. 

Te derrumbarás bajo el peso. Y la única forma de no quedar enterrado bajo los escombros es aprender a liberarse. Así es como me sentí cuando mi mundo se derrumbó. Fue cuando había logrado muchas de mis metas y, sin embargo, nunca me sentí realizado. 

Esto alimentó aún más mi tristeza por mantenerme encerrada. Y esta vez no pude ignorarlo. Esto no era un signo de debilidad, sino un reflejo de mi fuerza. Se necesita fuerza para enfrentar tus demonios y aún más coraje para tomar las medidas necesarias.

Durante mucho tiempo, sentí esta profunda tristeza que nunca se iría. Cuando estaba haciendo las cosas que amaba, desaparecía y pretendía que nunca me sentí así. Pero en el fondo sabía que ignorar el dolor no era el camino correcto hacia la paz.

 Es al reconocer su tristeza, comenzará su curación. Mucha gente tiene miedo de admitir sus debilidades. Pero, son estas vulnerabilidades las que nos hacen humanos. Y eso es lo que hice. Sabía que estaba triste y lo acepté. 

Si me sentía triste, llamaba a uno de mis mejores amigos y lo hablaba. Hay poder en la liberación.Y si tienes a alguien que está dispuesto a escuchar, entonces está bien que le cuentes tus vulnerabilidades. Pueden ayudarte a liberar la tristeza que está atrapada en tu mente. 

De esta manera, también pueden aliviar la carga de tus emociones. Sé que a veces no es fácil abrirse a la gente. Pero cuando lo haga, es posible que se sienta más empoderado que nunca porque, después de todo, la unión hace la fuerza. 

Mantenerme activo se convirtió en mi otro refugio. Comencé a boxear para recibir esas hormonas felices en mi mente y cuerpo. Mantenerse activo es una forma saludable de sobrellevar la tristeza. Porque si te mantienes ocupado de buenas maneras, comenzarás a sentirte mejor contigo mismo. 

En lugar de invertir tiempo y energía en alimentar tu tristeza, debes canalizar la energía para mejorarte a ti mismo. Y eso es exactamente lo que me pasó a mí. Me abrí más a la gente y mejoré mi estado físico y mental. Tenía más energía para hacer cosas y pude disciplinar mi mente.

No me malinterpreten, sé que será un proceso largo y duro hasta que uno pueda dominar las emociones. Pero eventualmente, con tiempo y esfuerzo, te convertirás en un maestro.

La tristeza siempre será una emoción natural. Lo comparo con el viento. Viene y va. Solo hay que estar preparado para soportar esa repentina ráfaga de tristeza. Pero sepa que nunca es permanente y se mueve libremente. Y tú también deberías.