Han pasado casi 95 años desde el estreno de ‘Steamboat Willie’, el cortometraje que introdujo al mundo a Mickey Mouse en 1928.

Pronto, según las leyes estadounidenses, el icónico personaje de Disney pasará al dominio público, lo cual representa un gran problema para The Walt Disney Company.

Sin embargo, este no es el único desafío que enfrentan cuando se trata de la rica era dorada de la animación.

Walt Disney sentó las bases de la animación con su estudio, y clásicos como ‘Blancanieves’, ‘Bambi’, ‘Fantasía’ y ‘Pinocho’ cambiaron la forma de hacer animación y alimentaron los sueños de generaciones de niños. Lamentablemente, gran parte del material original de estas películas se ha perdido.

Se estima que se ha destruido aproximadamente el 95% del material de producción de algunos de estos clásicos, y parte de la responsabilidad recae en el propio estudio y sus animadores.

Hasta hace poco tiempo, todo el trabajo detrás de estas películas se realizaba de manera manual, con lápiz, papel y pinturas.

Era un proceso arduo y laborioso, pero los animadores ponían mucho esmero y dedicación.

Sin embargo, no siempre cuidaban el material final de las películas con el mismo nivel de atención. Se sabe que los animadores solían arrojar las planchas de animación al suelo sin precaución una vez que terminaban su trabajo, e incluso las utilizaban como toboganes improvisados.

Esto ha llevado a la pérdida de una gran cantidad de material clásico de Disney.

Además, los recursos eran limitados, lo que implicaba la reutilización de las planchas de animación, lo que a su vez acortaba la vida útil de los fotogramas.

Cada fotograma se dibujaba en una lámina transparente, se pintaba con acrílico y se colocaba sobre el fondo correspondiente.

Una vez que se completaba una escena, las láminas se limpiaban con acetona para poder reutilizarlas con nuevos fotogramas, lo que resultaba en una cantidad limitada de pinturas preservadas.

En aquel entonces, es posible que en los estudios de Disney no fueran conscientes de la importancia histórica de su trabajo en la animación, por lo que la conservación de los materiales no era una prioridad mayor que terminar la jornada sin problemas y recortar gastos.

Afortunadamente, las películas en sí se conservan perfectamente y han sido restauradas en numerosas ocasiones, por lo que no corremos el riesgo de perderlas.

Además, en la actualidad se hace un esfuerzo mucho mayor por preservar el material de dibujo utilizado en la creación de nuestras películas favoritas, lo cual marca una diferencia significativa desde los años 40.

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