La actividad en el espacio exterior es constante, y aunque estos fenómenos parecen lejanos a la vida cotidiana, generan gran preocupación. Uno de los miedos más inquietantes es el impacto de un asteroide en la Tierra, un evento que podría tener consecuencias devastadoras para las civilizaciones y el medio ambiente global.

Recientemente, científicos en China han identificado un asteroide notablemente cercano a nuestro planeta: Bennu. Este asteroide ha sido objeto de estudios minuciosos para evaluar las posibles medidas en caso de que se convierta en una amenaza real para la Tierra.

A pesar de la atención que ha suscitado, las probabilidades de que Bennu choque con nuestro planeta son muy bajas. Según las estimaciones actuales, el impacto no ocurriría en menos de 158 años, lo que significa que el problema, si llegase a materializarse, recaería en las generaciones futuras.

No obstante, los expertos continúan monitoreando de cerca estos riesgos espaciales, ya que el conocimiento sobre el cosmos sigue siendo limitado. Bennu, con un diámetro de 500 metros, es considerado uno de los asteroides más peligrosos del sistema solar.

La NASA ha calculado que la probabilidad de impacto es de solo 0,037%, con una posible colisión proyectada hasta el 24 de septiembre de 2182.

La Administración Espacial Nacional China (CNSA) ha propuesto que la única manera de evitar consecuencias sería destruir el asteroide.

La nave espacial Origins ha jugado un papel crucial en el seguimiento de Bennu, ayudando a los científicos a precisar su trayectoria y evaluar con mayor certeza los posibles riesgos.

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