El final de la vida es un momento cargado de emociones y pensamientos profundos, entre ellos el arrepentimiento. Al acercarse a sus últimos días, las personas tienden a reflexionar sobre las decisiones que tomaron, enfrentando sentimientos intensos relacionados con sus acciones pasadas.

La psicóloga clínica Susana Ruiz Ramírez, experta en salud mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, ha estudiado los arrepentimientos más comunes en las personas mayores. Según ella, el arrepentimiento es frecuente en la vejez, ya que la cercanía de la muerte invita a analizar nuestras elecciones y considerar cómo encontrar paz interior.

Diversos estudios y testimonios de pacientes en cuidados paliativos han identificado cinco principales arrepentimientos: no haber perseguido sueños personales, haber trabajado demasiado, no expresar emociones, descuidar relaciones cercanas y no haber encontrado la felicidad. Desde su experiencia, Ruiz Ramírez detalla estos puntos clave:

1. No perseguir los propios sueños: Este arrepentimiento está vinculado a metas no alcanzadas. La experta destaca la importancia de distinguir entre aspiraciones realistas y aquellas que ya no son viables. Por ejemplo, alguien que deseaba viajar aún puede planificar escapadas, mientras que convertirse en atleta profesional a una edad avanzada puede ser irrealizable.
2. Haber trabajado demasiado: Muchas personas lamentan haber priorizado su trabajo sobre su vida personal, perdiendo tiempo con sus seres queridos. Ruiz Ramírez señala que el trabajo significativo puede mitigar este sentimiento, pero la falta de propósito laboral genera mayor arrepentimiento.
3. No expresar emociones: La represión de sentimientos, promovida culturalmente en el pasado, puede causar sufrimiento prolongado. La psicóloga subraya la importancia de aprender desde jóvenes a comunicar emociones con empatía y claridad.
4. Descuidar amistades: Las relaciones cambian con el tiempo, y algunos lamentan no haber mantenido amistades valiosas. Reflexionar sobre estas pérdidas ayuda a decidir si es posible retomar vínculos o aceptar su final.
5. No experimentar felicidad: La felicidad es subjetiva y efímera, lo que lleva a algunos a arrepentirse de no haberla priorizado. Ruiz Ramírez enfatiza que ofrecer amor y perdón puede generar paz interior, más allá de creencias religiosas, ayudando a liberar cargas emocionales.

Finalmente, la psicóloga recomienda adoptar una actitud activa frente a los desafíos, aceptar lo inmutable y aprender de las experiencias, transformando el arrepentimiento en crecimiento personal.