Cuando uno piensa en World of Warcraft puede cerrar los ojos y ver en su mente las regiones más icónicas de Azeroth. Siendo el MMO más duradero e importante de los últimos años, el universo creado por Blizzard es, sin lugar a dudas, rico en historias y momentos.

Con más de 15 años en su historia, es un título que pasó por altas y bajas. Los últimos años no han sido especialmente buenos para el juego, pero han sabido capitalizar en la nostalgia.

Estando WoW: Dragonflight a pocas semanas de su estreno, es buen momento para recordar aquella otra expansión centrada en dragones. Una que prometió cambiar al mundo y lo consiguió de alguna forma u otra, hablamos de World of Warcraft: Cataclysm.

Lanzada en 2010, Cataclismo fue la tercera expansión que recibió el MMO. Su nombre, tan ominoso como suena, significó un cambio sustancial a la forma en la que se entendía el juego. Uno de sus cambios más importantes fue la apertura de Azeroth, por primera vez podíamos volar a nuestro antojo por los Reinos del Este y Kalimdor. Una función que abrió las fronteras y le dio otra perspectiva a tan ambicioso juego.

A nivel de lore las cosas también fueron impactantes. La promesa de enfrentar a Alamuerte era tentadora. Un enorme dragón del vuelo negro, corrompido por los dioses antiguos y dispuesto a acabar con toda la vida. El planteamiento de la historia fue fantástico y permitió visitar viejas leyendas que, hasta entonces, solo se conocían por libros.

Lamentablemente, el cierre no fue tan espectacular y algunas fallas técnicas dejaron un sabor amargo en la boca de muchos jugadores. La apertura del mundo fue tanto una bendición como un castigo, ya que de pronto todo se sentía más pequeño y los jugadores más veteranos apuntan a que aquí fue donde empezó la decadencia del título.

Todo sea dicho, el ser la siguiente en la fila después de Wrath of the Lich King no le hizo ningún favor. La épica conclusión de la historia de Arthas, villano que conocimos de cerca desde Warcraft III, era un arco en construcción que será insuperable incluso en la actualidad.

Aun así, los recuerdos del cataclismo persisten. No fue lo que muchos esperaban, pero algunos lo recordaremos más por aquella vez que montamos a lomos de un dragón gigante, esperando que nuestros fútiles intentos sean suficientes para evitar el fin de Azeroth.

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