El turismo masivo ha transformado la dinámica de muchas ciudades, y Tokio, Japón, no es la excepción. En respuesta a este fenómeno, los distritos de Shibuya y Shinjuku han decidido implementar medidas estrictas para manejar el creciente flujo de visitantes, especialmente durante eventos festivos destacados, como Halloween y Año Nuevo.

En octubre, estos distritos prohibieron el consumo de alcohol en la vía pública durante las celebraciones de Halloween, una medida que resultó efectiva para mantener el orden. Debido a este éxito, han optado por extender esta política a las festividades de Año Nuevo, cancelando por cuarto año consecutivo los eventos masivos que tradicionalmente tenían lugar en estas fechas.

El famoso cruce de Shibuya Scramble, que llegó a congregar más de 120 mil personas en Nochevieja, ha sido el centro de esta decisión. Aunque inicialmente suspendidas por la pandemia en 2020, las celebraciones no se han retomado debido a problemas logísticos y de seguridad que surgen con grandes multitudes y consumo excesivo de alcohol. Según las autoridades locales, esta medida busca priorizar un ambiente más seguro y ordenado.

Con la reapertura de fronteras tras la pandemia, Tokio ha enfrentado un incremento significativo en el número de turistas internacionales, complicando aún más la gestión de eventos multitudinarios. Las autoridades temen que la combinación de grandes multitudes y alcohol pueda comprometer la seguridad pública. La experiencia positiva con Halloween reforzó la idea de que reducir eventos masivos mejora el orden y la convivencia.

Este cambio en la política de Shibuya también refleja una transformación en su identidad. Conocido por ser el epicentro de fiestas urbanas, el distrito busca ahora enfocarse en crear un entorno más regulado y seguro, priorizando la calidad de vida de sus residentes sobre el turismo descontrolado.

Aunque se discutió la posibilidad de retomar las celebraciones en 2024, las autoridades decidieron posponer cualquier reanudación hasta 2025. Tokio demuestra así su disposición a replantear sus tradiciones para adaptarse a las necesidades actuales, equilibrando el turismo y el bienestar de la población local.