El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se lanzó a una intensa jornada de recaudación de fondos, buscando contrarrestar la creciente preocupación entre los demócratas tras su cuestionado desempeño en el reciente debate presidencial. Esta movida estratégica se produjo en medio de un clima de inquietud entre los donantes del partido, quienes expresaron su descontento con la actuación del mandatario frente a su rival republicano, Donald Trump.

Biden busca escenarios de una ofensiva financiera

El presidente y la primera dama, Jill Biden, iniciaron su gira de recaudación en los exclusivos Hamptons, enclave costero de Nueva York conocido por albergar a la élite financiera y del entretenimiento. El evento, organizado por el multimillonario gestor de fondos de cobertura Barry Rosentein, marcó el inicio de una jornada crucial para la campaña de reelección de Biden.

La presencia de figuras prominentes como Eric Mindich, otro magnate de los fondos de cobertura, junto a su esposa Stacey, productora galardonada con un Tony, así como las estrellas de Hollywood Sarah Jessica Parker, Matthew Broderick y Michael J. Fox, subrayó la importancia del evento y el respaldo continuo de ciertos sectores influyentes a la candidatura de Biden.

Posteriormente, el presidente se dirigió a Nueva Jersey para un segundo acto de recaudación, esta vez bajo el auspicio del acaudalado gobernador demócrata Phil Murphy. Esta secuencia de eventos puso de manifiesto la determinación de Biden de mantener y fortalecer su base de apoyo financiero en un momento crítico de la campaña.

La estrategia de Biden ante la crítica

En un gesto inusual de franqueza, Biden abordó directamente las preocupaciones surgidas tras el debate. Ante una audiencia de aproximadamente 100 seguidores en los Hamptons, el presidente admitió: ‘Entiendo la preocupación por el debate. No tuve una gran noche’. Sin embargo, rápidamente añadió un matiz comparativo: ‘El punto es que no tuve una gran noche, pero tampoco Trump’.

Esta admisión, combinada con una promesa categórica de victoria electoral, pareció diseñada para apaciguar a los donantes inquietos y reafirmar su compromiso con la campaña. ‘Les prometo que vamos a ganar estas elecciones’, declaró Biden, en un intento por disipar cualquier duda sobre su determinación y capacidad para liderar al partido hacia la victoria en noviembre.

Cabe recordar que el debate se convirtió en un punto de inflexión para la campaña de Biden. Los tropiezos verbales y las respuestas a veces erráticas del presidente de 81 años reavivaron las preocupaciones sobre su aptitud para un segundo mandato. Este desempeño contrastó marcadamente con la estrategia de Trump, quien, a pesar de recurrir a afirmaciones cuestionables y falsedades ya desmentidas, logró proyectar una imagen de mayor vigor.

La actuación de Biden en el debate no solo generó inquietud entre los votantes, sino que también provocó un debate interno en el partido demócrata. Algunos miembros llegaron incluso a sugerir la posibilidad de que Biden se retirara de la carrera, una idea que el presidente rechazó categóricamente en un mitin en Carolina del Norte, reafirmando su intención de derrotar a Trump en noviembre.

Un nuevo frente en la contienda electoral

A pesar de las preocupaciones, la campaña de Biden reportó haber recaudado más de 27 millones de dólares entre el día del debate y el viernes por la noche, una cifra que busca proyectar fortaleza y respaldo continuo. Sin embargo, esta cantidad debe contextualizarse en el panorama financiero más amplio de la carrera presidencial.

Hace apenas un par de meses, Biden gozaba de una ventaja de 100 millones de dólares sobre Trump. No obstante, al entrar en junio, la brecha se había reducido significativamente: la campaña de Biden y el Comité Nacional Demócrata contaban con 212 millones de dólares en el banco, frente a los 235 millones de la operación Trump y el Comité Nacional Republicano.

La intensificación de los esfuerzos de recaudación de Biden tras el debate marca un momento crucial en su campaña de reelección. El presidente se enfrenta al desafío no solo de asegurar los recursos financieros necesarios para una contienda reñida, sino también de reafirmar su imagen y capacidad de liderazgo ante un electorado cada vez más escéptico.

El éxito o fracaso de estos esfuerzos podría tener implicaciones de largo alcance para las perspectivas electorales de Biden y, por extensión, para el futuro del Partido Demócrata. A medida que la carrera hacia la Casa Blanca se intensifica, la capacidad del presidente para navegar estos desafíos y mantener la confianza de sus donantes y votantes será determinante en su búsqueda de un segundo mandato.

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• The New York Times pide a Biden que abandone la carrera electoral.