El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se ha acogido a su derecho a no declarar ante la policía federal, que le investiga por su presunta participación en un plan para dar un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022. Bolsonaro y otros 22 sospechosos, entre ellos varios generales retirados que fueron sus ministros, han sido citados este jueves a comparecer en distintas comisarías del país. El ultraderechista ha calificado las acusaciones de infundadas y ha convocado a sus seguidores a una manifestación el domingo en São Paulo para protestar contra lo que considera una persecución política.

Según la investigación, Bolsonaro habría recibido en noviembre de 2022, un mes después de los comicios, un borrador de decreto para anular el resultado electoral, que dio la victoria al líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, y ordenar el arresto de varios magistrados del Tribunal Supremo, entre ellos Alexandre de Moraes, el juez que dirige las principales pesquisas contra el bolsonarismo. El expresidente habría pedido algunos cambios al texto, pero mantenido la intención de convocar nuevas elecciones y detener a Moraes. Además, habría presionado a los comandantes de las Fuerzas Armadas para que se sumaran al golpe, sin éxito.

La policía se ha basado en las escuchas telefónicas y la confesión de un exsecretario de Bolsonaro

Las escuchas telefónicas y la confesión del teniente Mauro Cid, que fue secretario particular de Bolsonaro y que tenía numerosas pruebas del plan golpista en su teléfono móvil y ordenador, han sido la base de la policía. Cid se acogió a un acuerdo de colaboración con la justicia a cambio de una reducción de pena. Los testimonios de otros militares y civiles que participaron en las reuniones donde se discutió el decreto también han sido claves.

La policía ha registrado varias propiedades de los investigados, les ha prohibido salir del país y les ha pedido que entreguen el pasaporte. Bolsonaro ha entregado el suyo en la comisaría de Angra dos Reis, donde tiene una casa de veraneo. Los agentes han abordado al exmandatario por primera vez desde que dejó el poder y perdió la inmunidad. También lo están investigando por otros delitos, como la difusión de noticias falsas, la incitación a la violencia y la corrupción.

Bolsonaro ha negado cualquier intento de subvertir el orden constitucional y ha dicho que nunca tuvo simpatía por ningún movimiento golpista. Su abogado ha afirmado que el expresidente no teme nada porque no ha hecho nada. Bolsonaro ha anunciado que recurrirá a todas las instancias judiciales para defenderse y ha pedido a sus fieles que le apoyen en las calles. Un pastor evangélico ha financiado el acto del domingo en São Paulo, donde se espera una gran movilización de los seguidores del expresidente, que aún conserva un núcleo duro de adeptos.

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