La reciente investigación revela que la capa de hielo de Groenlandia está desapareciendo a un ritmo más acelerado de lo anticipado, con una pérdida de masa de hielo subestimada en un 20%, equivalente a más de 1.000 gigatoneladas, entre 1985 y 2022.
Este fenómeno ha sido ignorado previamente debido a la falta de consideración del desprendimiento de hielo en el perímetro de Groenlandia, donde los glaciares se encuentran con el mar.
La sorprendente generalización de la pérdida de hielo en toda la isla plantea preocupaciones sobre las implicaciones para la distribución global del calor y subraya la urgencia de comprender y abordar los impactos del cambio climático.
Chad Greene, glaciólogo de la NASA y autor principal del estudio, destaca que, a excepción de un pequeño glaciar que mostró un modesto crecimiento, la regresión del hielo se ha observado en todos los rincones de Groenlandia.
La pérdida actual de la capa de hielo ya está contribuyendo al aumento del nivel del mar, pero la investigación sugiere que el deshielo estudiado podría tener un impacto más significativo a medida que se acelere el proceso tierra adentro. La fusión de glaciares podría resultar en un catastrófico aumento del nivel del mar global.
El estudio también revela que la pérdida por desprendimiento de icebergs, una consecuencia del deshielo, está afectando la circulación oceánica y la distribución de energía térmica a nivel mundial. Esto podría tener un impacto importante en la Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC), una corriente vital que regula el clima.
La afluencia de agua dulce al océano proveniente de Groenlandia podría alterar corrientes oceánicas esenciales, afectando no solo la regulación del clima sino también la vida marina.
En última instancia, la investigación destaca la necesidad urgente de abordar el cambio climático y sus consecuencias, especialmente en regiones críticas como Groenlandia, cuya pérdida de hielo no solo impacta localmente, sino que tiene ramificaciones significativas a nivel global.
La comprensión y mitigación de estos cambios son esenciales para preservar la estabilidad ambiental y la sostenibilidad a largo plazo del planeta.