Durante el velorio de Mary Jean Robinson en una funeraria de Jackson, Mississippi, la familia vivió una angustiante sorpresa al descubrir que el cuerpo en el ataúd no correspondía a Mary.
Georgia Robinson, hermana de la fallecida, notó la discrepancia al acercarse al féretro y afirmó que el traje, las joyas y las flores eran para Mary, pero la persona en el ataúd no era su hermana.
Al confrontar al director de la funeraria, este inicialmente exigía un pago adicional por los servicios, pero finalmente accedió a comprar nuevas prendas para Mary.
Aunque no se realizó el cambio de ataúd, la familia expresó su alivio al haber descubierto el error antes de optar por un ataúd cerrado, evitando así un entierro equivocado.
El incidente, reportado por WLBT, generó preocupación y reflexiones sobre las consecuencias de no haberse percatado del error.
A pesar de la afirmación del director de la funeraria de que la familia quedó satisfecha con el servicio, la situación evidenció la importancia de la integridad en la manipulación de restos humanos y las posibles implicaciones legales que podrían surgir en casos de confusiones de cadáveres en funerarias en Estados Unidos.
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