El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, aseguró en su última conferencia como representante diplomático que no se arrepiente de nada en su gestión. En un emotivo evento celebrado en la residencia de la embajada estadounidense, Salazar abordó diversos temas de relevancia para la relación bilateral entre ambos países.

Salazar destacó los desafíos en materia de seguridad y migración que ha enfrentado durante su periodo como embajador. De igual manera, realizó una rifa de los sombreros que utilizó durante su gestión y compartió la tradicional rosca de Reyes con los presentes. Sin embargo, uno de los puntos más relevantes fue la ausencia de un informe sobre la captura de Ismael «El Mayo» Zambada, fundador del Cártel de Sinaloa, el cual no fue entregado al Gobierno de México.

En sus declaraciones, el diplomático estadounidense expresó su confianza en que los procesos legales contra los capos del narcotráfico en México seguirán su curso y se verán resultados en los meses venideros. Asimismo, mostró optimismo respecto al trabajo realizado por la presidenta Sheinbaum y Omar García Harfuch en materia de seguridad.

Cuando se le cuestionó sobre la producción de fentanilo en México, Salazar afirmó que «hay fentanilo en México y se produce aquí», aunque evidenció la necesidad de trabajar en conjunto para abordar esta problemática. Reconoció que aún quedan tareas pendientes para fortalecer la relación entre ambos países y promover la prosperidad en la región.

El embajador deseó éxito a su sucesor, Ron Jonshon, y resaltó la importancia de que México aproveche su potencial en temas como migración y seguridad, así como en la promoción del desarrollo. Además, compartió su gusto por la comida oaxaqueña, la carne de Sonora y los taquitos de la calle.

Para finalizar, Salazar presentó a Mark Jonhson, quien asumirá el cargo de encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en México. Con estas palabras, el embajador se despidió de su labor en tierras mexicanas, dejando un legado de diálogo y colaboración entre ambos países. Sin duda, sus palabras resuenan en la comunidad internacional: «No me arrepiento de nada».

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