Estíbaliz Carranza, es una mujer hispano-mexicana, a quien apodaron «La asesina de la heladería», debido a que mató a dos hombres y los escondió en su heladería llamada «Schleckeria».

El caso de la también conocida como «Baronesa del hielo», causó revuelo en Australia en 2011, sin embargo, la historia había comenzado años atrás.

El sótano de la muerte

En 2008, Carranza le disparó con una escopeta a Holz, quien era su exesposo, lo anterior luego de una discusión. El motivo de tal disputa fue la devolución de un dinero que el hombre le había prestado a la mujer para abrir su negocio.

Tras confirmar que estaba muerto, lo descuartizó con una sierra eléctrica y mezcló los pedazos con cemento. Posteriormente, los escondió en una nevera que tenía en el sótano de su casa, donde también tenía su heladería. Luego de ello, siguió con su vida y a sus amigos y conocidos les dijo que su exmarido se había ido a India.

Años más tarde conoció a Hinterberger, un representante de máquinas para heladerías, quien la visitaba con frecuencia. Sin embargo, ocurrió lo mismo, tuvieron una discusión por dinero y cuando se fueron a dormir, «La asesina de la heladería» le disparó con la misma escopeta.

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También lo descuartizó y lo mezcló con cemento, pero no pudo guardar todos los restos en la nevera, ya que en ella estaban los restos de su primera víctima. Por lo que una parte la guardó en la arena del gato.

Detención y condena

En junio de 2011, un grupo de albañiles reparaban un local vecino, y tuvieron que entrar al sótano de la heladería, donde descubrieron los restos de los dos hombres. Ante ello, Carranza escapó a Italia, sin embargo, fue detenida.

Actualmente, «La asesina de la heladería», cumple una condena perpetua en una institución mental en Austria, por el asesinato de su exesposo Holger Holz, y Manfred Hinterberger.

Libro de confesiones

«Yo asesiné a dos hombres que alguna vez amé», escribió Baronesa del hielo.

«No hay manera de maquillar esto, de ponerlo bonito: yo le robé dos hijos a sus madres», es otra de las frases plasmadas en el libro.

«Yo creía que tenía que servir a los hombres, sin importar cómo ellos me trataran», es otra parte importante del escrito.

El editor del libro, Bernhard Salomon, aseguró que Estíbaliz Carranza no recibiría dinero por la publicación del libro.

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