La Corte Suprema de Texas bloqueó temporalmente un permiso judicial otorgado a Kate Cox, una mujer de 31 años, para acceder a un aborto debido a complicaciones genéticas en su embarazo.

Aunque la corte aún analizará el caso en profundidad, la suspensión administrativa se aplica también al esposo de Kate y a la doctora que la atendería en el procedimiento.

Cox, madre de dos hijos, busca interrumpir su embarazo debido a la trisomía 18 de su tercer bebé, una condición genética que amenaza su vida y fertilidad.

La jueza que otorgó el permiso consideró que la ley podría hacer que Kate pierda la capacidad de ser madre, y la suspensión actual ha generado preocupación sobre el acceso urgente a atención médica en casos similares.

El caso de Kate Cox es el primero desde la anulación del fallo Roe v. Wade por la Corte Suprema de EE. UU. en junio de 2022, que garantizaba el derecho al aborto a nivel federal.

La situación destaca las dificultades y la falta de claridad en las excepciones médicas al aborto en Texas, lo que llevó al Centro de Derechos Reproductivos a buscar intervención judicial.

El fiscal general de Texas, Ken Paxton, ha criticado la decisión judicial y advirtió a los hospitales sobre posibles consecuencias «civiles y penales» si realizaban el aborto.

Este caso se suma a otros desafíos legales que buscan abordar las limitaciones y prohibiciones al aborto en Texas, aumentando la incertidumbre sobre el acceso a la interrupción del embarazo en el estado.

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