Este miércoles, la nación africana de Mozambique se vio sumida en la violencia luego de la fuga masiva de 1.534 presos de una cárcel de máxima seguridad en las afueras de Maputo. Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad resultaron en la muerte de al menos 33 personas. Los disturbios comenzaron como parte de las protestas poselectorales, que se intensificaron tras el anuncio del Consejo Constitucional de Mozambique confirmando la victoria de Daniel Chapo, candidato del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), en las elecciones presidenciales del 9 de octubre. El Chapo obtuvo el 65,17% de los votos, lo que le permitirá al Frelimo mantenerse en el poder, gobernando el país desde su independencia en 1975.

La fuga de la prisión y su relación con las protestas

La fuga de la prisión, que tuvo lugar en el Establecimiento Penitenciario de la Provincia de Maputo en Matola, fue un resultado directo de las protestas y disturbios provocados por los seguidores del Chapo. El comandante general de la Policía de Mozambique, Bernardino Rafael, confirmó los hechos en una rueda de prensa en la capital, describiendo cómo un grupo de manifestantes exigía la liberación de los prisioneros mientras causaban disturbios en las inmediaciones de la cárcel.

Por otro lado, Venâncio Mondlane, líder opositor y candidato presidencial, ha estado convocando manifestaciones pacíficas desde el 21 de octubre, exigiendo la «verdad electoral» y denunciando irregularidades en el proceso electoral. Sin embargo, las protestas han escalado a actos violentos en varios puntos del país, con la incineración de comercios, vehículos y oficinas del Frelimo, así como bloqueos de carreteras y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

La respuesta de la Policía a las manifestaciones ha sido duramente criticada por organizaciones de derechos humanos, que han reportado al menos 131 muertes desde el inicio de las protestas. La situación en Mozambique sigue siendo volátil, con un clima de tensión y violencia que parece no tener fin. Desde el Consejo Constitucional se asegura que el proceso electoral fue transparente a pesar de las irregularidades reportadas, pero la realidad en las calles de Mozambique pinta un cuadro muy diferente. La incertidumbre y la violencia parecen haberse apoderado del país, que lucha por encontrar la estabilidad en un contexto político cada vez más polarizado y peligroso.

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