Estados Unidos se convirtió en el segundo país del mundo en autorizar la venta de carne de pollo hecha a partir de células animales en un laboratorio, siguiendo los pasos de Singapur, que lo hizo en diciembre de 2020.

El Departamento de Agricultura y la Administración de Alimentos y Medicamentos aprobaron la carne sintética, que no necesita sacrificar animales ni genera los impactos ambientales de la ganadería. Ellos consideraron que el producto es seguro y apto para el consumo humano.

Las empresas Upside Foods y Good Meat, ambas con sede en California, fueron las primeras en obtener el permiso para comercializar su pollo cultivado en restaurantes seleccionados y, eventualmente, en supermercados del país.

El proceso para crear esta carne consiste en extraer células madre de las plumas o la piel de un pollo saludable y cultivarlas en un biorreactor con un suero rico en nutrientes vegetales. Las células se multiplican y forman fibras musculares y grasas que le dan la apariencia, el sabor y la textura de la carne natural.

Los defensores de esta innovación aseguran que tiene múltiples beneficios para la salud, el bienestar animal y el medio ambiente, ya que reduce el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos, evita el sufrimiento de los animales y disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de agua y suelo y los desechos animales.

Dificultades de la carne de pollo sintética

Sin embargo, la carne cultivada también enfrenta algunos desafíos, como su alto costo de producción, su escala limitada y la aceptación del público. Además, algunos expertos cuestionan si esta carne tiene el mismo valor nutricional que la carne tradicional y si puede competir con otras alternativas vegetales o celulares.

La carne cultivada es una tendencia que va en aumento y que podría transformar la industria alimentaria en los próximos años. Según un informe de la consultora AT Kearney, se espera que para 2040 el 35% de la carne consumida a nivel mundial sea cultivada en laboratorio.

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