Las personas que Hamás tomó como rehenes el 7 de octubre en Israel fueron sometidas a un verdadero infierno en cautiverio. Según la especialista israelí Renana Eitan, directora del servicio psiquiátrico del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv (Ichilov), los rehenes fueron drogados para mantenerlos dóciles y sufrieron abusos psicológicos y sexuales.

El Centro Médico Sourasky recibió a 14 rehenes liberados por Hamás, quienes compartieron impactantes testimonios sobre su cautiverio. Algunos relataron haber sido drogados, incluso con benzodiazepinas, medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes.

Los más vulnerables, los niños, fueron separados de sus familias y obligados a ver «videos brutales», según Eitan. Una de las niñas incluso fue administrada con ketamina. El cual es un potente anestésico disociativo conocido por provocar una sensación de desvinculación con el entorno.

El tormento psicológico también fue utilizado como herramienta de control por los captores de Hamás. Uno de los rehenes fue engañado al ser informado falsamente sobre la muerte de su esposa en Israel.

Los horrores vividos en cautiverio dejaron secuelas profundas. Muchos de los rehenes liberados experimentan pensamientos suicidas y han desarrollado trastornos de estrés postraumático. Algunos aún experimentan estados disociativos, donde no logran distinguir entre la realidad del centro médico Ichilov y su pasado en manos de Hamás.

Rehenes de Hamás

El sangriento ataque de Hamás el 7 de octubre dejó más de mil 200 personas muertas y 240 secuestradas, según las autoridades israelíes. Aunque un acuerdo de tregua permitió la liberación de 105 rehenes en Gaza, se estima que 137 aún permanecen retenidos por el grupo.

En respuesta a estos terribles hechos, Israel lanzó una ofensiva para «aniquilar» a Hamás, lo que ha resultado en más de 18 mil 200 muertos en la Franja de Gaza, según el ministerio de Salud del movimiento palestino.

Las consecuencias para la salud mental de los afectados son alarmantes. Se estima que cerca del 5% de la población israelí, equivalente a unas 400,000 personas, podría sufrir algún síntoma de trastorno de estrés postraumático.

Tomer Zadik, de 24 años, es uno de los afectados que ha estado recibiendo tratamiento en el centro médico Ichilov desde que recibió un disparo en el brazo durante el festival de música Supernova. Zadik aún tiene pesadillas y sufre las consecuencias de la traumática experiencia. «Las atrocidades no pueden describirse con palabras», aseguró.

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