Mark Carney, recién elegido primer ministro de Canadá, se prepara para una difícil visita a la Casa Blanca, en medio de tensiones con el presidente Donald Trump.

El mandatario estadounidense calificó a Carney como un “caballero muy agradable”, aunque recordó que tanto él como el conservador Pierre Poilievre “odiaban a Trump”, según sus palabras.

La elección canadiense dejó a Carney al borde de una mayoría absoluta: el Partido Liberal obtuvo 169 escaños, tres menos de los necesarios para gobernar solo. Carney prometió unir al país para enfrentar una guerra comercial en desarrollo y amenazas de anexión provenientes de la Casa Blanca, dominadas por la retórica de Trump.

Tensión bilateral con EU

La campaña estuvo marcada por la creciente tensión bilateral. Trump incluso amenazó con anexionar Canadá, una declaración que provocó indignación generalizada entre los votantes canadienses. En un comunicado oficial, la oficina del primer ministro informó que Trump felicitó a Carney por teléfono y ambos acordaron reunirse “en la próxima semana o menos”.

Ambos líderes coincidieron en la importancia de que Canadá y Estados Unidos trabajen como naciones independientes y soberanas, según expresó el gobierno canadiense. Pierre Poilievre, líder conservador y principal rival de Carney, reconoció la derrota y ofreció colaboración para enfrentar la embestida comercial desde Estados Unidos.

La líder del Bloc Quebecois, Yves-Francois Blanchet, también pidió una tregua partidaria y unidad en el Parlamento para afrontar los difíciles meses que se avecinan. Mark Carney, exbanquero central en Canadá y Reino Unido, asume el cargo tras reemplazar a Justin Trudeau hace solo un mes, en un contexto volátil.

Pese a no alcanzar mayoría, Carney tiene apoyo suficiente para formar gobierno. Su reto principal será mantener cohesión interna y resistir la presión de Washington.

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