La ONU adoptó este lunes el primer tratado global para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés).

El acuerdo, que se logró después de casi dos décadas de negociaciones, establece un marco legal para crear áreas protegidas o altamente protegidas en la altamar, que abarca más del 60 % de los océanos del mundo.

El tratado también regula el acceso y el reparto de los beneficios derivados de los recursos genéticos marinos, así como las medidas para prevenir y reducir los impactos ambientales de las actividades humanas en el océano.

El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó el tratado como un “logro histórico” y una “nueva esperanza” para la salud y la continuidad de los océanos, que proporcionan el 70 % del oxígeno que necesita el ser humano y albergan una gran diversidad de vida.

La mayoría de los países, especialmente los pequeños estados insulares y los países en desarrollo, apoyaron el tratado y abogaron por una gobernanza oceánica basada en la justicia y la inclusión.

Algunos países como Rusia expresaron reservas sobre algunos aspectos del texto, pero no impidieron su adopción.

Al menos 50 estados deberán ratificar el tratado para que entre en vigor y se prevé celebrar una conferencia intergubernamental para implementarlo de forma efectiva y equitativa.

El objetivo final es proteger al menos el 30 % de los océanos para 2030, una meta que actualmente solo se cumple con el 1 % de la altamar.

¿Por qué es importante este tratado?

Los océanos son vitales para el equilibrio ecológico del planeta y para el bienestar de las personas. Sin embargo, están sometidos a múltiples amenazas como el cambio climático, la contaminación, la acidificación y la sobreexplotación de sus recursos.

Según un informe de la ONU publicado en 2019, alrededor del 66 % del océano está experimentando efectos acumulativos del cambio climático y las actividades humanas. Además, se estima que más del 90 % de las especies marinas han sido afectadas por la pesca excesiva o ilegal.

La altamar es especialmente vulnerable porque carece de una regulación adecuada y efectiva. Se trata de un espacio común que pertenece a toda la humanidad y que alberga una riqueza biológica única y poco conocida.

El tratado BBNJ busca llenar este vacío legal y garantizar que los beneficios derivados de los recursos genéticos marinos se compartan equitativamente entre todos los países. También busca establecer mecanismos para crear áreas marinas protegidas que preserven los ecosistemas y las especies clave para el funcionamiento del océano.

Asimismo, el tratado busca promover la cooperación entre los estados y las organizaciones internacionales competentes, como la Organización Marítima Internacional (OMI), que se encarga de regular el transporte marítimo internacional y prevenir la contaminación marina.

El tratado BBNJ se basa en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM), a la que a menudo se hace referencia como la “constitución” de los océanos. Se trata de un acuerdo jurídicamente vinculante que ayudaría a salvaguardar la biodiversidad y aumentar la sostenibilidad de nuestros océanos.

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