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Le crece el escroto hasta las rodillas; no quiso ir al médico en 30 años

06/11/2019 - Hace 4 años en Internacional

Le crece el escroto hasta las rodillas; no quiso ir al médico en 30 años

Órale que Increíble | 06/11/2019 - Hace 4 años
Le crece el escroto hasta las rodillas; no quiso ir al médico en 30 años

Existe el mito de que los hombres odian ir al doctor y aunque es mejor no creer en estereotipos, hay quienes en verdad se esfuerzan por mantenerlos vivos e incluso reforzarlos. Por ejemplo, un hombre que se negó a ir al médico por 30 años a pesar de que su escroto crecía alarmantemente.

Un paciente de 43 años acudió a un hospital de su localidad en Panamá con síntomas de infección como taquicardia, inflamación y fiebre, además de un gran bulto entre las piernas que de inmediato comenzó a ser analizado por el personal médico que recibió el caso y que al encontrar un escroto tan grande que llegaba a las rodillas del portador; aseguraron no haber visto nada igual antes.

Al ser cuestionado sobre lo que le estaba pasando, el hombre admitió que hacía 30 años que no acudía a una consulta médica, ni siquiera a pedir una opinión sobre lo que estaba ocurriendo en la zona genital que aumentó descomunalmente y le causaba dolor, dificultad para moverse y dolores.

Obviamente, la piel y el tejido no crecieron de un día para otro; de hecho, el afectado detalló que su condición lo hizo depender de una andadera para caminar y que requería de la ayuda de su mamá para la mayoría de sus actividades diarias.

El diagnóstico inicial para el adolorido paciente fue linfedema crónico masivo del escroto, un bloqueo en el sistema linfático que impedía al líquido linfático drenarse y causó la inflamación y acumulación de fluidos; posteriormente, los médico encontraron que también tenía gangrena de Fournier, una infección que puede ser mortal.

Los médico tuvieron que operar de emergencia para retirar la piel y el tejido podrido e infectado. El procedimiento fue un éxito a pesar de que la tarea no fue sencilla, entre otras cosas, porque el pene estaba “enterrado”.

Al día siguiente se le practicó una cirugía para extirparle más tejido infectado. Cinco días después, una vez que los intentos de reemplazar el vendaje de la herida fueran demasiado dolorosos para el paciente, se tomó la decisión de quitarle el escroto y poner fin al trauma. Tras la operación, los cirujanos cosieron el área escrotal usando un injerto de piel hecho de malla.

La última fase estuvo marcada por una cirugía para reducir la hernia y, tras esta, se le dio de alta dos días después a un centro de rehabilitación. Un seguimiento 4 semanas después descubrió que estaba “curando bien con resultados funcionales satisfactorios”. Los médicos estaban satisfechos con el enfoque adoptado en el caso, confiando en que minimizaba el trauma experimentado por el hombre.

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