Tratas de emitir sonidos, pero las palabras simplemente no te salen de la boca, ¿qué pasaría por tu cabeza?

Ahora imagina que eso te sucede durante más de una década. Pierdes tu forma más básica de comunicación y ni siquiera puedes tener una charla informal con tus amigos. Hasta que otro día, inesperadamente, recuperas el habla.

Esta es la historia de Marie McCreadie: de cómo perdió su voz y de cómo 12 años más tarde logró recuperarla y entender la inimaginable razón por la que estuvo tantos años sin poder hablar.

Cuando tenía 12 años, Marie de pronto dejó de emitir sonidos cuando trataba de hablar, tampoco su risa sonaba, ni siquiera cuando tosía alguien podía a escucharla. Un día despertó así y atribuyó la extraña condición a una faringitis con la que llevaba un par de semanas.

Sin embargo, los días pasaron, la enfermedad desapareció, ya no sentía dolor, y su voz seguía sin aparecer así que sus padres comenzaron a llevarla con un doctor tras otro en busca de una explicación que nadie consiguió dar. Pero la vida de la adolescente debía continuar así que regresó a la escuela.

Desafortunadamente, en el ambiente escolar Marie se encontró con rechazo y burlas, además de las dificultades que tuvo para comunicarse en un inicio, pues ni ella ni nadie a su alrededor sabían lenguaje de señas, así que tuvo que implementar escribir en una pequeña libreta cada vez que tenía algo qué decir.

Así continuó la vida de esta joven hasta que, un día, estando en su trabajo 12 años después, tuvo un ataque incontrolable de tos que, de la nada, comenzó a causarle dolor y a arrojar sangre.

Al notar la emergencia, un compañero la llevó en auto a un hospital cercano en donde de inmediato la sometieron a toda clase de pruebas sin imaginarse que, luego de más de una década, encontrarían la causa de su mutismo.

Resulta que durante toso ese tiempo, la garganta de McCreadie había alojado una moneda de tres peniques que permaneció haciendo presión en las cuerdas vocales y así impidieron que vibraran y emitieran sonidos. Desafortunadamente, la posición del objeto metálico impidió que las radiografías lo descubrieran oportunamente.

Marie, que recuperó la voz, y ahora escribió un libro sobre su experiencia sin poder hablar, asegura que no tiene idea de cómo llegó la moneda al interior de su cuerpo, y admite que quedó absolutamente perpleja cuando le dieron la noticia.

«Pude sentir el sonido en mi garganta, gemidos, sollozos. Al principio, no sabía de dónde venía ese ruido. Pensé que alguien se estaba metiendo conmigo».

«Me quedé en shock», admitió.

Su primera llamada telefónica sería a su madre, quien comenzó a llorar. Después se uniría al coro local, como una manera de reivindicarse con su pasado. En cuanto a la moneda, todavía la guarda. La tiene en una pulsera que se pone de vez en cuando.