Abrir el corazón
Abrir el corazón para dejar fluir el amor auténtico, que proviene de nuestra esencia espiritual, implica tener una actitud de bondad, de dar bien, de bien dar: desear el bien y bienestar en pensamientos para el bien, palabras para el bien, sentimientos para el bien, acciones para el bien, es decir con “buena voluntad.”
Amar auténticamente es desarrollar deliberadamente la capacidad de dar; es tomar consciencia y responsabilidad sobre este aprendizaje que trasciende el deseo de dar y se convierte en una acción manifestada.
Pero al alimentar la actitud de desear el bien, desear lo bueno, pensar lo bueno, desear bienestar, paz y felicidad, construir bienestar además de desearlo y “a pesar de todo”, requiere de aprender a vivir en una actitud amorosa como forma de vida.
Y esto significa que para lograrlo hay que ir más allá de nuestro egocentrismo y ver más allá de nuestros estados emotivos y pensamientos pasajeros que nos hacen permanecer en el espejismo de que somos el centro del Universo y de que los otros existen para complacer y llenar nuestros vacíos e inseguridades, lo cual solo perpetúa nuestras relaciones codependientes e insanas con personas y objetos, bloqueando nuestra verdadera evolución.
Nuestra calidad de vida y la de los otros mejorará como resultado del ejercicio del amor auténtico. Empecemos hoy con humildad a dar pasos en el ejercicio del amor, pues si no es hoy, ¿cuándo será?