El poder de los pequeños esfuerzos
Las empresas japonesas utilizan desde hace tiempo esta técnica para alcanzar sus metas empresariales y seguir superándose.
La clave está en: El poder de los pequeños esfuerzos, pequeños esfuerzos realizados en forma constante producen grandes resultados.
La clave del éxito en la vida es fijarse metas y luego luchar con todas nuestras fuerzas para poder alcanzarlas. Seguramente tienes metas que planeas alcanzar, a corto mediano y largo plazo, metas a nivel económico, familiar, espiritual, personal, etcétera.
Trazar metas es algo relativamente fácil, la parte más difícil se encuentra en la lucha diaria, cuando nos ponemos en acción y tratamos de concretarlas, es ahí donde muchos bajan sus brazos y se rinden sobrepasados ante los desafíos que tienen por delante. La idea de tener que hacer grandes cambios nos inmoviliza. Nos preguntamos «… ¿cómo haré para alcanzar mis objetivos, son demasiado altos, necesitaré hacer un gran esfuerzo, de donde sacare la energía necesaria para terminar y concretar mis sueños?, al no encontrar una respuesta favorable nos quedamos estancados, la mayor parte del tiempo, en la cómoda rutina.
La clave para lograr un gran cambio está en llevara cabo los pequeños, esto es algo que tiene que ver con la inercia (la tendencia de los cuerpos en reposo o en movimiento a mantener su estado).
Miremos por un instante como trabaja también este principio en las cosas negativas de nuestra vida.
El problema radica en permitir que pequeñas ideas, conceptos o doctrinas erróneas tengan lugar en nuestros pensamientos, lo cual producirá con el paso del tiempo un crecimiento descontrolado de falsas apreciaciones.
Cuando un emprendimiento fracasa, un matrimonio se destruye, pensamos que la causa de dicho fracaso radica en un hecho puntual y especifico, sin embargo, la causa, muchas veces se debe a la suma de pequeños factores, al parecer sin importancia, pero que van empujando lentamente y lanzan a las personas hacia un abismo de fracaso y dolor.
Alguien dijo que: cinco minutos más, hacen la diferencia entre un aficionado y un profesional.
Cinco minutos más con tu cónyugue.
Cinco minutos más con tus hijos.
Cinco minutos más con Dios.
Cinco minutos más en tu sueño, ahorrar unos pesos por día, ingerir algunas calorías menos, caminar unos pasos más, hacer esa simple llamada telefónica o escribir un mensaje preguntando «¿cómo estás?», una sonrisa, una pequeña oración, decir: gracias, te amo, te extraño, eres importante para mí, perdóname.