El sol brillando…
El sol brillando… ¡Y yo ciego!
Estas palabras me las comentó hace muchos años un cieguito en un parque de Los Ángeles, donde yo, como joven, me senté a pasar las horas del día sintiéndome muy triste y solo. El cieguito, ya muy anciano, se entretenía en dar de comer a las palomas y entablamos conversación.
Le comenté hasta cierto punto algo de lo que estaba sintiendo y el ancianito me preguntó:
-¿Has visto lo lindo que brilla el sol?
Sin darme cuenta que a quien me hablaba no podía ver, le contesté:
– En realidad ni me había fijado.
El anciano me contestó:
-“El sol brillando y tú ciego…”
Han pasado muchos años de aquel encuentro y muchos años para darme cuenta que muchas veces vamos por la vida “ciegos”. Nos levantamos con el “problema” y caminamos todo el día con el “problema” y el sol y la vida brillando a nuestro alrededor y no lo vemos.
No permitas que pase tu día sin mirar aquello hermoso que te rodea. No pierdas ni un minuto más oscureciendo tu vida la de otros a tu alrededor. Todos tenemos problemas, pero recuerda que éstos son nuestra oportunidad para aprender y crecer.
Que no pase un día más terminado diciendo:
“EL SOL BRILLANDO…¡Y YO CIEGO!”.