Sensatez
¿Cuál sería tu punto de partida para evaluar tu sensatez?
Por lo que tanto hablas o por lo que tanto escuchas, por como actúas o por lo que tanto juzgas… que mi conciencia por mi pasado me quita el sueño.
Déjame decirte que un día cuando abrí los ojos, propuse en mi corazón que el lugar de mi hermana no lo ocuparía nadie más. Ni amigas, ni extraños, ni problemas, penas, dolores, ni circunstancias.
Porque la vida me ha demostrado y Dios me ha dejado ver que hay que establecer otras muchas prioridades. He podido sentir que no estoy sola en tiempos difíciles y frustrantes; me lo ha demostrado muchas veces.
Cada ocasión diciéndole al Señor: «Padre, sosténme porque siento que me caigo al vacío y no hay nadie de mi familia que me sostenga y mi propio espíritu es débil». Y, entendiendo que de la abundancia del corazón habla la boca, que mis actos o mi pasado me incumben solo a mí y a nadie más que a mí, yo cargo el muerto y sé cuánto pesa.
Si por un instante, Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Aguantaré con mucho valor las dificultades y las malas rachas, porque luego disfrutaré de los buenos tiempos ¡Que sé que vendrán!
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba. Desde entonces, me atreví a ser como soy, a vivir como soy sin caretas, sin embustes.
¿Dices que el sueño es cosa de conciencia? Pues hay personas que sus culpas las dejarían dormir menos que a mí mientras que yo dormiría poco, dormiría poco… dormiría poco… ¡Dormiría poco! Y aún así, comparado contigo soñaría mucho, mucho más.