En estos momentos de la pandemia por COVID-19, resulta muy importante que sepamos qué hacer después de utilizar un cubrebocas y sobre todo dónde y cómo guardarlo, pues todo parece indicar que la mayoría de nosotros no lo hacemos bien.
Los errores más comunes que limitan la efectividad de las mascarillas son tres:
- Después de regresar del campo en un día húmedo y caliente, un trabajador descuidadamente se quita la ropa de protección personal. El trabajador se quita la mascarilla y lo cuelga en un clavo en el almacén, cerca de un recipiente de pesticida.
- En vez de tomar tiempo para guardar la mascarilla, el trabajador lo tira sobre el tablero del vehículo. El vehículo está parado bajo pleno sol.
- La mascarilla está en una cabina encerrada. El cartucho está dentro de la manga de un guante de plástico. La mascarilla ha estado ahí por dos meses.
En ese sentido, las estos deben guardarse lejos del polvo, luz, calor, frío extremo, exceso de humedad y químicos dañados, además también distante de la ropa personal y áreas contaminadas de pesticidas.
Las mascarillas deben ser limpiadas después de cada uso, pero las mascarillas desechables, pueden ser limpiadas con paños limpios, sin alcohol, durante los usos intermitentes.
Si las quieres guardar, sobre todo cuando es un cubrebocas de tela, deben ser guardados en bolsas completamente selladas, como las bolsas de plástico Ziploc.
Para evitar recoger polvo, la mascarilla se guarda tan pronto esté seca y las partes de la cara y válvulas deben ser guardadas de tal forma que no distorsione la figura.
Mantenga la mascarilla en un gabinete seco y fresco, especialmente diseñado para almacenarlas.
Limpiar las mascarillas después de cada uso.
- Los cartuchos y prefiltros deben ser desechados después de haberlos sobreusado y que no se puedan limpiar.
- Guardar las mascarillas en un lugar freco y seco después de limpiarlos.
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