No consigues mantener la dieta, y después de unos días la abandonas, quizá estos motivos podrían estar perjudicando tu fuerza de voluntad.
Morirte de hambre
Un error común es pensar que para adelgazar tenemos que pasar hambre o saltarnos alguna comida. ¿Dejar de cenar? ¿Ayunar? ¡Para nada! Pasar hambre lo único que te produce cansancio, debilidad y tentación de cometer algún atracón.
La solución: come poco, pero a menudo. Opta por las frutas entre horas o un puñadito de frutos secos para saciarte.
Comer fuera de casa
Cuando comemos fuera de casa tenemos tendencia a ingerir más calorías de lo habitual y, aunque muchas veces no es una opción, podemos realizar pequeños cambios para evitar que esta acción nos suponga una ruina en nuestra dieta.
La solución: siempre que puedas opta por el tupper y si no, recuerda elegir ensaladas de primero y pescados o carnes blancas a la plancha de segundo en el restaurante. ¿Y de postre? ¡Fruta!
Prohibir alimentos
Si eres demasiado estricto y te prohíbes alimentos terminarás odiando la dieta. Además, cuando comas algún alimento de «la lista prohibida», te sentirás culpable.
La solución: no hay alimentos prohibidos. Cuando algo te apetezca, primero pregúntate si realmente tienes hambre, espera diez minutos y si aún te apetece cómelo con moderación.
No contar las calorías en las bebidas
A excepción del agua, todo tiene calorías. Así que tenlas en cuenta a la hora de hacer una dieta.
La solución: opta por el agua, las infusiones sin azúcar, bebidas sin alcohol o prepárate una limonada light añadiendo el zumo de un limón a un litro de agua.