Aunque el placer durante el sexo es cosa de dos, todas las mujeres conocemos cierta posición que parece agradarle más a nuestra pareja. Para consentirlo de vez en cuando o para noches especiales te dejamos estas cinco posturas que sabemos que los vuelven locos.
1. Toma el control
Ponte un poco ruda y toma el control en la cama. Colócate sobre él y no dejes de dominar la situación. Trata de doblar tus piernas y colocarlas a los costados de tus caderas. Esta posición les gusta por dos razones: primero porque perder el control es sexy y segundo porque les das una vista perfecta (funciona mejor si lo recargas sobre una almohada). Es especialmente buena después de una gran cena porque, además, nos toca hacer todo el trabajo.
2. La silla
Otra pose que los deja ver todo el espectáculo sin hacer mucho esfuerzo. El ángulo permite la penetración profunda pero te da más cercanía que la primera posición. Lo puedes abrazar, besar y acariciar (y él también puede explorar). Sólo te recomendamos poner una almohada en su espalda para que no se raspe con el movimiento (claro que esto depende mucho de la silla).
3. El perro parado
Una variante del perrito que, si no usas con frecuencia, será excitante para él por muchas razones. Recárgate sobre un mueble que te llegue un poco más abajo de la pelvis. Esto le permite a tu chico estar parado mientras te penetra (especialmente buena para los que sufren de dolor de rodillas) y lo pone por completo en control. Puntos extra si el mueble en el que te recargas tiene espejo.
4. La cruda
A esta posición le llamamos así porque, después de una noche de excesos, es el acomodo perfecto para curarse la cruda sin moverse demasiado. Es ponerse de cucharita y subir una pierna por encima de las suyas para dejarlo penetrarte sin mucho esfuerzo. No es profunda ni terriblemente apasionada, pero definitivamente te hará sentir mejor (y a él también) cuando la mañana lo amerita.
5. La mesita
Otra posición que les permite estar parados sin cargar nuestro peso. Siéntate sobre la mesa y trata de llevar tus piernas a sus hombros. No tienes que estirar las piernas como si estuvieras en exhibición de yoga, con acercarte a la orilla del mueble y sostenerte de sus caderas con los muslos es suficiente. Combina la aventura de hacerlo en un lugar diferente con la sensualidad de una vista perfecta.