Las mexicanas, al igual que muchas mujeres de América Latina, son conocidas por su pasión y destreza en el ámbito sexual. La percepción global de las mujeres mexicanas como amantes intensas y sin prejuicios tiene una base real, ya que, para muchas de ellas, la sexualidad es un componente esencial dentro de la vida en pareja. Esta visión refleja el enfoque abierto y valioso que se tiene sobre la intimidad en México, especialmente entre las personas adultas.
Un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señala que el 60% de la población mundial tiene su primer encuentro sexual antes de los 20 años. Este dato resalta la importancia de brindar educación y servicios de salud sexual accesibles para que todas las personas, tanto hombres como mujeres, puedan disfrutar de su vida sexual de manera segura y saludable.
A pesar de que el conocimiento sobre anticonceptivos está al alcance de muchos jóvenes, el informe también subraya un dato preocupante: más de la mitad de ellos admitió no haber utilizado métodos anticonceptivos en su primer encuentro sexual. Esto pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar la educación sexual y el acceso a métodos de protección.
La sexualidad es una parte fundamental de la vida humana, pero abordarla de manera responsable sigue siendo un reto, especialmente en países donde la educación sexual aún no es adecuada ni universal. La falta de información y acceso a recursos adecuados dificulta la capacidad de los jóvenes para tomar decisiones informadas sobre su salud sexual.
En México, las mujeres generalmente tienen su primer encuentro sexual entre los 15 y los 19 años. Por otro lado, los hombres suelen iniciarse entre los 12 y los 17 años. Aunque la mayoría de los jóvenes mexicanos conoce los métodos anticonceptivos, muchos no tienen acceso a ellos en el momento de su primer encuentro, lo que aumenta el riesgo de embarazos no planeados y enfermedades de transmisión sexual.
Este desfase en las edades de inicio sexual entre hombres y mujeres en México está influenciado por los roles de género. A las mujeres se les socializa con la expectativa de que deben esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, mientras que para los hombres, la primera experiencia sexual es considerada como un rito de paso hacia la masculinidad. Este fenómeno ha sido ampliamente documentado por los expertos en género, Olga Rojas y José Luis Castrejón.
Las diferencias en la percepción y vivencia de la sexualidad entre hombres y mujeres mexicanos siguen siendo marcadas. Mientras los hombres pueden enfrentar menos restricciones sociales respecto a su iniciación sexual, las mujeres se encuentran bajo una presión cultural que condiciona su comportamiento sexual, reflejando las desigualdades en las expectativas de género en la sociedad mexicana.
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