Así es, señores: Los hombres también tienen un Punto G, que es la glándula prostática y el perineo. La próstata es una glándula del tamaño de una nuez, que controla las erecciones, la eyaculación y los orgasmos masculinos; y el perineo es el área entre el escroto y el ano.
El perineo no tiene una función específica, pero permite un acceso indirecto a la próstata, y eso, amigos, vale oro. La próstata por sí misma puede ser accedida a través del pasaje anal, y cuando es estimulada, tiene el poder de generar orgasmos increíbles.
Parece que los hombres siempre están tratando de imaginar qué es lo que complace a las mujeres y qué las hace disfrutar del sexo, pero nunca se preocupan de sus propias zonas erógenas. Aunque siempre se está a tiempo de cambiar eso.
Todos hemos oído acerca del famoso Punto G femenino. Y si bien se dice que técnicamente los hombres no tienen este punto, se sabe que un masaje en la próstata puede volverlos locos de placer.
La primera recomendación es que hay que dejar atrás todos los prejuicios y connotaciones homosexuales que generalmente se adjudican al sexo anal en los hombres. Después de todo, disfrutar de la estimulación anal no es un indicador de orientación sexual. En otras palabras, si le dices a tu novia “tócame ahí atrás”, ella no asumirá cosas en falso sobre ti.