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La historia del hombre que no trabaja pero sí le pagan

30/12/2020 - Hace 3 años en Internacional

La historia del hombre que no trabaja pero sí le pagan

Tendencias | 30/12/2020 - Hace 3 años
La historia del hombre que no trabaja pero sí le pagan

Dicen que el trabajo perfecto no existe, pero este hombre lo consiguió, no trabaja, pero sí le pagan. Aunque parezca complicado de entender, el hombre logró un «trabajo» donde no trabaja pero sí le pagan.

Y es que todos, absolutamente todos, han soñado con tener el trabajo ideal, uno en el que se obtengan buenos ingresos, pero sin hacer tantos esfuerzos.

Que genial sería tener ese trabajo, ¿no?, pues si este hombre lo consiguió, también tú podrías. Este hombre, según lo definen medios locales, rompe barreras, y lo hace la manera más peculiar posible.

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Se trata de Shoji Morimoto, quien según se cuenta fue un alumno ejemplar. Estudió la licenciatura de Física en la prestigiosa Universidad de Osaka.

Al terminar su carrera profesional, consiguió un puesto de trabajo en una editorial, sin embargo ese espacio no para él. Y es que tres años después, acabó renunciando.

Según se detalla, su perspectiva de vida cambió cuando comenzó a leer a Nietzsche y se dio cuenta que su forma de ver no iba de acuerdo con la carrera que quería seguir.

Su peculiar idea ha causado revuelo en redes sociales. Pero, ¿en qué consiste su trabajo?.

El individuo ha sido reconocido como una celebridad, y es que su trabajo consiste en alquilarse a extraños. Aunque tiene sus propias restricciones.

A quienes pretenden contratarlos les deja claro que solo puede beber, comer y holgazanear. No puede haber nada más allá.

Luego que Morimoto publicará en las redes su peculiar idea, se hizo popular rápidamente. Pero eso no es todo, de inmediato obtuvo gran cantidad de solicitudes que lo llevaron a comenzar a aceptar ofertas de cadenas de televisión y revistas de todo el mundo.

Según explica, el gasto del cliente que lo contrata es mínimo porque solo debe costear el transporte sobre el destino que elija.

Aunado a ello, obviamente tiene que pagar los alimentos o bebidas que se le pretendan invitar. A veces la gente le pide más tiempo, y lógicamente le pagan más.

El sujeto refiere que todo consiste en escuchar a quienes lo contratan. Y platicó una de las historias que le ha tocado vivir respecto a su «trabajo».

Pues durante tres horas escuchó y acompaño a un señor que tenía como pasatiempo visitar hoteles de cinco estrellas, asistir a una boda y acompañar a una mujer a firmar el divorcio.

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