La salida de Modern Warfare II ha suscitado una serie de discusiones que poco tienen que ver con el propio juego. Es cierto, se trata del regreso de uno de los títulos más legendarios de la séptima generación, pero su lanzamiento terminó por derroteros distintos a lo esperado.

Primero fue por su impresionante recreación de un barrió de Ámsterdam, el cual luce maravilloso no nos vamos a engañar. Pero, el segundo tópico tuvo que ver más con el contenido de su versión física o, mejor dicho, la falta de contenido.

Para pocos es sorpresa que el formato físico está perdiendo terreno conforme pasan los años. Mientras que hace ya una década veíamos como estas ediciones tangibles poco a poco iban dejando atrás sus manuales y diseños atractivos en sus carcasas, lo de ahora es para tomar la hora de la defunción.

Está más que claro que los años donde ir a una tienda de videojuegos y revisar las estanterías, ya forma parte de un pasado. Con la llegada del internet de alta velocidad, también llegaron los contenidos descargables y con ello las copias físicas. Tampoco hay que aparentar que esto es algo nuevo, porque han existido desde la propia existencia del internet.

Sin embargo, los últimos años han sido clave para coronar al formato digital como el verdadero ganador. No hay que mentirnos, es mucho más cómodo y efectivo, pero pierde esa magia que implica tenerlo en las manos.

La peor parte es que nunca se nos preguntó como usuarios si esto es lo que queríamos. Nuevamente, las empresas de videojuegos tomaron la decisión por nosotros. El fin del formato físico es inevitable y hoy está más cerca que nunca.

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