Ciudad de México.– ¿Conoces la historia de «El Chalequero»? Es un hombre que vestía sombrero y una chaqueta. En su rostro luce un bigote tupido y una mirada incierta.
«El Chalequero» es Francisco Guerrero Pérez, un asesino en serie que privó de la vida a 21 mujeres en México, a finales del siglo XIX.
A su famoso apodo por el que pasó a la historia en la crónica negra nacional se le suman “El destripador del Río Consulado”, “El destripador mexicano”, y “El Barbazul mexicano”.
Solía vestir con saco, chaleco de charro y pantalones de cashmere. El detalle del chaleco, que era uno de sus sellos distintivos, parece ser el motivo por el que este personaje era conocido como “El Chalequero”.
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Otra teoría acerca del apodo de este personaje está relacionada con la expresión popular “a puro chaleco” o “de a chaleco”, la cual alude a que Guerrero quería hacer de toda mujer que conocía su pareja sexual, lo que nos da una aproximación a su perturbada personalidad.
Nació en la región del Bajío en 1840. Su familia era muy pobre. Fue el undécimo hijo de un matrimonio roto que no prestaba atención a sus hijos o los maltrataba.
Se dice que en 1862, a los 22 años, harto de los abusos de su madre y la ausencia de su padre, Guerrero Pérez emigró a la Ciudad de México para trabajar para un zapatero.
Guerrero hizo de las colonias Peralvillo y Tepito, en el centro de la Ciudad de México, sus puntos de caza.
Sus víctimas fueron casi siempre prostitutas a las cuales degollaba con un cuchillo curtidor.
En algunos casos llegó a cortar por completo la cabeza de estas mujeres; también se encontraron evidencias de mutilación genital en muchas de sus víctimas.
Una vez hecha la tarea, arrojaba los cadáveres a río Consulado, hoy una avenida importante de la Ciudad de México.
Muchas prostitutas sabían lo que este hombre hacía, pero era tanto el miedo a represalias, que preferían guardar silencio.
Cuando lo atraparon, “El Chalequero” dijo que sus crímenes eran para “limpiar a la sociedad” de estas mujeres “pecadoras”.
Era evidente un odio hacia el sexo femenino, quizás generado por los abusos de su madre.
Este hombre fue el primer feminicida serial conocido en México.
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El encargado de atraparlo fue el detective Francisco Chávez en 1888, mismo año que en Londres Jack el Destripador hacía de las suyas en las calles del barrio de Whitechapel, asesinando a sexoservidoras.
Esto detonó que este primer asesino en serie de mujeres, se le conociera como «Jack el destripador mexicano».
Después de conocer sus crímenes, la justicia de la época lo condenó a la pena de muerte.
Sin embargo, el mismo expresidente Porfirio Díaz redujo la pena a 20 años de prisión. Salió de la cárcel de San Juan de Ulúa, Veracruz en el año de 1904, pero sólo para seguir matando.
Guerrero intentó llevar una vida tranquila después de dos décadas tras las rejas. Pero su perfil psicópata se lo impidió.
Estranguló sin misericordia a una anciana frente a testigos, lo cual lo llevó de nuevo ante las autoridades.
No obstante, ahora sí, se percataron del grave peligro que representaba para la sociedad este criminal.
“El Chalequero” pasó sus últimos años de vida en la prisión de Lecumberri hasta que murió de tuberculosis en 1910, mismo año en que estalló la Revolución Mexicana.