En el marco del Día Internacional del Refugiado, la secretaria de Gobernación de México, Luisa María Alcalde, reafirmó el compromiso del país con una política de solidaridad hacia quienes buscan refugio. Esta declaración llega en un momento crucial, cuando México se ha convertido en un importante destino para solicitantes de asilo, registrando cifras sin precedentes en los últimos años.
La funcionaria destacó que al cierre de 2023, México había recibido 500,140 solicitudes de refugio, y en los primeros cinco meses de 2024, la cifra ya alcanzaba los 36,860. Estos números no solo reflejan la creciente crisis global de desplazamiento, sino también el papel cada vez más prominente de México como país de acogida.
México como país de tránsito y destino
La secretaria Alcalde también anticipó que México continuará siendo un país de tránsito para aquellos que buscan llegar a Estados Unidos, pero enfatizó su creciente papel como destino final para muchos refugiados. ‘Y que lo hemos visto a través de los años como podemos en México con esta actitud solidaria abrir las puertas, integrarlos a nuestras comunidades y fortalecernos de ellas y de ellos’, expresó.
Esta dualidad presenta desafíos únicos para México. Por un lado, debe gestionar el flujo de personas en tránsito, garantizando sus derechos y seguridad. Por otro, debe desarrollar políticas y programas para la integración efectiva de quienes deciden quedarse en el país. La capacidad de México para navegar estos dos aspectos será crucial en los próximos años.
Fortalecimiento de las instituciones de ayuda al refugiado
Un aspecto clave de la política mexicana hacia los refugiados es el fortalecimiento de sus instituciones. Alcalde mencionó específicamente el trabajo de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), que junto con otras dependencias forma una red de protección para los solicitantes de asilo.
Andrés Ramírez, titular de la COMAR, destacó los avances logrados durante el sexenio actual, señalando que se pasó de tener cuatro oficinas de atención a los solicitantes de refugio a contar con 13. Este aumento en la capacidad institucional es fundamental para manejar el creciente número de solicitudes y proporcionar una atención más eficiente y humana.
Sin embargo, es importante notar que Ramírez no mencionó la reciente controversia sobre la falta de oficinas centrales en la Ciudad de México desde el 29 de mayo, cuando se frustró el cambio al edificio de Bahía de Santa Bárbara 193 debido a protestas vecinales.
Desafíos sociales y la necesidad de concientización
Luisa María Alcalde también abordó un tema delicado pero crucial: la resistencia de algunos sectores de la sociedad mexicana a la presencia de migrantes y refugiados. ‘Recientemente vimos personas que salen a la calle sin entender bien lo que significa el refugio en México, hay que seguir concientizando para entender que estas personas vienen y nutren a nuestra sociedad’, expresó.
Este comentario pone de manifiesto la necesidad de un enfoque integral que no solo se centre en la asistencia a los refugiados, sino también en la educación y sensibilización de la sociedad mexicana. La integración exitosa de los refugiados dependerá en gran medida de la aceptación y el apoyo de las comunidades locales.
El contexto global del desplazamiento forzado
La situación en México no puede entenderse aislada del contexto global. Giovanni Lepri, representante de ACNUR en México, proporcionó una perspectiva alarmante sobre la situación mundial del desplazamiento forzado. Según Lepri, en la última década, el número de personas desplazadas en el mundo se ha duplicado, pasando de 60 millones a 120 millones.
Mientras México reafirma su compromiso con una política de puertas abiertas para los refugiados, enfrenta varios desafíos significativos. En primer lugar, está la cuestión de la capacidad. ¿Podrá el sistema actual, incluso con las mejoras recientes, manejar el creciente número de solicitudes de asilo? La ampliación de la COMAR es un paso positivo, pero puede ser necesario un aumento aún mayor de recursos y personal.
En segundo lugar, está el desafío de la integración. Una política de puertas abiertas no se limita a permitir la entrada; también implica proporcionar oportunidades para que los refugiados se integren plenamente en la sociedad mexicana. Esto incluye acceso a educación, atención médica, empleo y vivienda, áreas en las que México ya enfrenta desafíos para su propia población.
Además, como señaló Alcalde, existe la necesidad continua de educar a la población mexicana sobre los beneficios de la diversidad y la importancia de la solidaridad internacional.
Por último, México debe navegar cuidadosamente sus relaciones internacionales, especialmente con Estados Unidos. La política de refugio de México tiene implicaciones para la dinámica migratoria en toda la región, y la cooperación internacional será crucial para abordar de manera efectiva esta crisis humanitaria.
También te puede interesar: