La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó su condena a los recientes ataques contra cinco periodistas en México, instando al gobierno federal a tomar medidas decisivas para detener la creciente ola de violencia e impunidad dirigida contra la prensa y asegurar la seguridad de los representantes de los medios de comunicación en el país.

Roberto Rock, presidente de la SIP y director del portal La Silla Rota, lamentó y condenó los ataques, destacando la normalización de la violencia contra la prensa en todo México.

El incidente más reciente ocurrió en Guerrero el 28 de noviembre, donde cinco periodistas fueron atacados por hombres armados, resultando cuatro de ellos heridos, aunque se informa que están fuera de peligro. Uno de los ataques tuvo lugar en Chilpancingo, Guerrero, cuando periodistas regresaban de una cobertura y resultaron emboscados por individuos armados en una motocicleta.

Jesús de la Cruz y Víctor Mateo Francisco resultaron heridos y requirieron hospitalización, mientras que Óscar Guerrero no necesitó atención médica. Héctor Camacho, el cuarto periodista, salió ileso. Simultáneamente, en Apatzingán, Michoacán, el periodista Maynor Ramón Ramírez resultó atacado a tiros cerca de su negocio, sufriendo una herida en la cabeza que lo llevó al hospital.

Sociedad Interamericana de Prensa pide frenar violencia contra periodistas

La SIP expresó su solidaridad con los periodistas agredidos y urgió a las autoridades mexicanas a tomar medidas concretas para frenar esta ola de violencia e impunidad. Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, subrayó la necesidad de que las autoridades identifiquen a los responsables de estos ataques y apliquen las sanciones correspondientes.

En su Asamblea General de noviembre, la SIP emitió una resolución instando a los gobiernos de México y otros países de la región a cumplir con su responsabilidad de identificar a los responsables materiales e intelectuales de los ataques y aplicar sanciones para evitar la impunidad.

Una semana antes de estos ataques, en Taxco, Guerrero, otros periodistas resultaron secuestrados en dos incidentes diferentes. Marco Antonio Toledo, junto con su esposa Guadalupe Denova y su hijo Alberto, resultaron obligados a abandonar su hogar por hombres armados. En otro caso, los periodistas Silvia Nayssa y Alberto Sánchez resultaron secuestrados y liberados posteriormente junto con Guadalupe Denova. Marco Antonio Toledo y su hijo resultaron los últimos en ser liberados.

Finalmente, cabe resaltar que Reporteros Sin Fronteras (RSF) también exigió al gobierno mexicano que garantice la protección y seguridad de los periodistas, especialmente después de esta ola de violencia en Guerrero y Michoacán. La situación subraya la urgencia de abordar las amenazas a la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas en México.

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