El pasado 15 de agosto, la comunidad localizada en la colonia Jardines de Los Poetas en Guadalajara se vio conmocionada por la desaparición repentina del párroco Isaías Ramírez González.
Tres días después, el trágico desenlace se confirmó con el hallazgo de su cuerpo sin vida en el fondo de una barranca de 70 metros de profundidad.
El sacerdote fue encontrado en la barranca del miedo, ubicada en la autopista Guadalajara-México, cerca del puente Fernando Espinosa, en los límites de Tonalá y Zapotlanejo.
Fueron los policías de Zapotlanejo quienes descubrieron una camioneta abandonada en un mirador con vista al Río Santiago, la cual resultó ser propiedad del religioso.
Tras verificar el estatus de las placas del vehículo, la Fiscalía del Estado solicitó su aseguramiento. Posteriormente, se descubrió el cuerpo de una persona en el fondo de la barranca, por lo que se requirió la asistencia de elementos de Protección Civil de Zapotlanejo y Tonalá para llevar a cabo el rescate.
Las autoridades han confirmado que el cuerpo corresponde a Isaías Ramírez González, aunque se espera un informe detallado de la autopsia para determinar las causas exactas de su fallecimiento.
Mientras tanto, la comunidad católica y sus seres queridos lamentan esta pérdida irreparable.
El cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, expresó su consternación por la muerte del sacerdote en una homilía reciente, y ofreció sus condolencias a los familiares del fallecido.
El religioso, perteneciente a la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, había llegado a Guadalajara por motivos de salud, y su desaparición había generado gran preocupación en la comunidad religiosa.