Nos enfrentamos a muchas decisiones a lo largo de nuestra vida. Algunos son estrictamente profesionales, mientras que otros son puramente personales.

Algunos evocan el pensamiento, mientras que otros provocan angustia. Algunos nos permiten respirar libremente, mientras que otros nos quitan el aire de los pulmones.

Las decisiones son especialmente difíciles de tomar para aquellos afectados por la maldición de pensar demasiado.

Cada decisión parece crucial para la existencia de tales almas iluminadas y, por lo tanto, requiere una eternidad para llegar a ella.

Su trabajo se vuelve oneroso por su capacidad de prever las innumerables consecuencias de sus decisiones.

Son propensos a cuestionarse a sí mismos por miedo a llegar a una decisión que no es lo mejor para ellos. Tomar una decisión a menudo implica elegir una opción sobre otras alternativas.

Considera esto. ¿Qué pasaría si la puerta que hubieras elegido se sella sola ante ti? ¿Qué pasa si la persona a la que querías contactar en el otro lado te cierra de golpe la cara?

¿Qué pasa si la puerta está cerrada pero no por ti? Cuando una puerta se cierra, a menudo pasamos tiempo preguntándonos por qué.

Nos preguntamos si podríamos haber hecho algo diferente para evitar que la puerta se cerrara en primer lugar.

Nos preguntamos si debemos seguir golpeando suavemente o golpeando con los puños.

Nos olvidamos de considerar si vale la pena nuestro tiempo y esfuerzo para suplicar a los del otro lado cuando nuestras voces han sido silenciadas.

Estamos tan enfocados en la única puerta cerrada que permanecemos ajenos a las muchas puertas abiertas que nos invitan a entrar.

Sé la persona que se mantiene fiel a sí misma. Sea la persona que cumple con una decisión una vez que ha tomado una decisión.

Sé la persona que sabe cuándo alejarse con gracia en lugar de golpear con los puños una puerta cerrada que se niega a abrir.

Sea la persona que se despide de los callejones sin salida y abraza nuevas oportunidades. Sé la persona que cree que las cosas buenas les llegan a los que siguen adelante.

Sé la persona que sabe que aquellos que están destinados a estar en su vida siempre gravitarán hacia él sin importar cuán lejos se alejen.

Sé la persona que nunca se da por vencida con la esperanza.

Sé la persona que confía en los poderes del destino y el destino. Está escrito. Sé la persona que camina por un camino desconocido con una mente abierta y un corazón abierto.

Hay lugares que ver y gente que conocer y promesas que cumplir.