Sea lo que sea que quieras en este momento, por difícil que sea de creer, probablemente no puedas esforzarte para llegar allí. No puedes pensar lo suficiente y empujarte hasta el agotamiento y mágicamente aparecerá. 

Las epifanías no provienen de sesiones de pensamiento. Vienen de la entrega.

¿Sabes qué más viene de la entrega? Confianza. No sé por qué nadie dice eso explícitamente, o no se dice tan a menudo como debería. Pero es verdad. 

La confianza proviene más a menudo del agotamiento que del esfuerzo por ser más fiel a uno mismo. Se deriva de poner tanta energía, tan. mucho. energía., en cosas que no te sirven, hasta que llegas a tu punto de inflexión y te das cuenta, wow, qué maldita pérdida de tiempo fue eso.

Te cansas de tratar de preocuparte por un resultado que simplemente no llegará. Y te encuentras con una nueva perspectiva, una que conoce el valor de tu energía y que se niega a desperdiciarla en tiempo, personas, lugares o cosas insignificantes. 

 Ya no necesitas darte más explicaciones. Tu opinión es la que importa, y los que creen en ti no necesitan explicación de todos modos. 

Así que despacio.

Reduzca la velocidad. No llegarás más rápido haciéndote sentir que tienes una fecha límite o que tienes que estar a la altura de tus amigos.

 Los verdaderos amigos no te hacen sentir que hay una fecha límite. Te hacen sentir que tú mismo vales lo que se te presente y que te encontrará cuando estés listo. ¿Sabes quién más te hace sentir así? El amante de tus sueños.

Suelta la presión. Déjate soñar despierto. Ahí es donde sucede la verdadera magia. Ahí es donde surgen las realizaciones que alteran la vida. No encontrará muchas listas eficientes y óptimas sobre cuán efectivo es soñar despierto. Déjate encontrar y deja de buscar eso en todas partes y en todos los demás carajo. Estás ahí, solo déjate poner al día. ¿Cómo es posible que hagas eso, te preguntarás?

Desacelerar.