A veces, las expectativas de los demás sobre nosotros tienen la capacidad de filtrarse lentamente y mezclarse para convertirse en nuestras propias expectativas. 

Sentí que ya no merecía mostrar mi cara, mi voz estaba atascada en mi garganta. Mi mente gritaba una y otra vez, “tienes que aprender que eres capaz de decepcionar, y eres una decepción”. 

Tuve que tomar la decisión activa de quitarme estas burlas de la cabeza porque me estaba menospreciando por lo bueno que había sucedido.

Recordemos los momentos en que nos negamos a permitir que los pensamientos de rendirse se materialicen, a pesar de querer entretener el pensamiento varias veces.

Aprendamos a reconocer que a pesar de dudar de nuestra fuerza, somos más valientes de lo que creemos, más fuertes de lo que parecemos y más inteligentes de lo que pensamos.

Nuestro objetivo final debe ser terminar y terminar bien. Nos debemos a nosotros mismos más que sobrevivir, sino prosperar.

Si alguna vez te has sentido atrapado por las expectativas que el mundo te había dictado o que tú mismo adoptaste accidentalmente, recuerda esto: lo más importante es que estás progresando, ya sea al siguiente capítulo de la lista de temas que tienes. para estudiar, en la próxima agenda de su lista de tareas pendientes, o en la siguiente etapa de su vida.

Vales más que los números, el ranking y los resultados. 

Vales más que las expectativas, el éxito y tus inseguridades. 

No se trata solo de tu ‘clasificación’ en esta vida, aunque reconozco su importancia en la necesidad de calificar para un lugar en este mundo. No se trata de cumplir con las expectativas de todos los miembros del público, porque al hacerlo se quemaría y estaría persiguiendo los sueños de los demás en lugar de los suyos propios. 

Se trata más bien de comprender que siempre darás lo mejor de ti, a pesar de que ocasionalmente te encuentres en medio de circunstancias por las que desearías no tener que pasar.

Ser capaz de estar en la cima de tu juego constantemente es increíble, no me malinterpretes. Pero no poder alcanzar los más altos honores o calificaciones no es el fin del mundo. 

Estamos hechos de más que nuestro lugar en la educación: somos las conversaciones que tenemos con las personas que amamos, somos nuestra ética de trabajo única, determinación pura a través de la adversidad, los pasatiempos que disfrutamos, las habilidades interpersonales que poseemos y la forma en que nos comportamos.

Somos más de lo que este mundo trata de encasillarnos. 

Somos más que tus expectativas.