Por: Gilberto Jiménez Carrillo

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció haber dado positivo a la COVID-19. El Mandatario lo hizo público a través de un mensaje en su cuenta de Twitter. “Los síntomas son leves, pero ya estoy en tratamiento médico. Como siempre, soy optimista. Saldremos adelante todos”.

En medio del alarde general de los que critican sin ton ni son al Presidente de la República por haber contraído el virus de COVID-19, hay algo entrañable y reconfortante. Me refiero a la cercanía que tiene con la gente, cercanía en la que basa su mayor fortaleza, donde la sociedad le responde, pues recorre sus caminos, conoce sus veredas y como hace más de 18 años, está ahí para los otros, como siempre ha estado.

En el licenciado López Obrador, los mexicanos tenemos a un Presidente de alto espíritu humano que honra sus compromisos, es decente y combate la corrupción y la impunidad, por ello, en concordancia con su vocación de servicio, sabemos que sus acciones van encaminadas a buscar el bien común y terminar con la desigualdad. México es de los países con mayor desigualdad y este Gobierno ha establecido políticas públicas cercanas al pueblo para combatirla.

No hay de qué preocuparse, desde el confinamiento, el Presidente seguirá dirigiendo a distancia los esfuerzos por cambiar este país, pues legalmente se encuentra en pleno ejercicio de sus funciones. Una prueba de ello, es que la economía mexicana se encuentra estable, las finanzas públicas sanas y el peso fuerte aún con la llegada del coronavirus COVID-19 a Palacio Nacional.

Una larga lista de mandatarios que incluye al presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el presidente ruso, Vladimir Putin; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente de Argentina, Alberto Fernández; de España, Pedro Sánchez; de India, Narendra Modi; de Bolivia; Nicaragua, el presidente de Cuba, Miguel Díaz; de Venezuela, Nicolás Maduro, entre otros, además de la Unión Europea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, le han deseado pronto restablecimiento al licenciado López Obrador, no se diga la totalidad de los gobernadores de los estados.

La salud del Presidente es un componente clave en la manera en la que percibimos cómo desempeñará su trabajo. En nuestro sistema político, el Presidente tiene tanta autoridad que cualquier factor que afecte a su toma de decisiones, se convierte en motivo de preocupación general. De ahí se explica que la salud física y mental del Presidente es un asunto que le incumbe a todo el país, y en el caso de los periodistas, son temas que como saben que dan para mucho, los explotan.

En México no hay cargo público más importante que el del Presidente de la República, lo cual es una tarea difícil que, en cuestión de salud, irremediablemente cobra factura. Por ser muy eficaz y trabajador, por afanarse sin descanso 18 horas diarias, el Presidente se encuentra fatigado, pero fatigado de buen humor al saberse satisfecho de servirle a su pueblo con trasparencia, de frente y sobre todo con honestidad.

Deseamos que su recuperación sea total, los mexicanos lo queremos seguir viendo transitando por todo el país escuchando y resolviendo las necesidades de los de abajo, pues lo de arriba tienen otro tipo de penurias que ellos mismos pueden resolver.

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