China estrena botes parlantes y autónomos que suplican desechos en plazas públicas
17/05/2025 - Hace 6 horas en MéxicoChina estrena botes parlantes y autónomos que suplican desechos en plazas públicas

Un reciente video viral capturado en una concurrida plaza de una ciudad china mostró a varios botes de basura autónomos desplazándose por el pavimento. Equipados con sensores de proximidad y ruedas motorizadas, estos contenedores recorren zonas específicas en busca de desperdicios. Cuando detectan que alguien deposita un papel o envase, emiten un breve “gracias” digital. Pero la verdadera novedad llega cuando, tras varios minutos sin recibir nada, suenan frases cargadas de emotividad:
“¡Aaa, no hay ninguna basura! ”
“Quiero comer basura, ¿en serio no hay ninguna?”
Las voces, con un ligero tinte metálico, se acompañan de efectos sonoros que simulan un llanto suave, logrando un curioso efecto de empatía con los peatones.
Este desarrollo forma parte de un proyecto piloto que busca transformar las áreas urbanas en ciudades inteligentes. En dicho plan, las autoridades combinan:
- Robots de limpieza autónomos
- Sensores ambientales para medir calidad del aire
- Aplicaciones móviles que informan al ciudadano sobre rutas ecológicas y eventos de reciclaje
La meta es aprovechar la robótica y la inteligencia artificial no solo para automatizar tareas, sino para crear interacción emocional con las personas y, de esta forma, fomentar buenos hábitos de civismo y sostenibilidad.
¿Cómo funcionan estos contenedores “vivos”?
Los botes parlantes incorporan varias tecnologías clave:
- LIDAR y cámaras para detectar obstáculos y usuarios.
- Software de reconocimiento de voz y reproducción de mensajes pregrabados según nivel de “hambre” (basura acumulada).
- Motores eléctricos silenciosos que les permiten desplazarse sin generar ruido molesto.
- Baterías recargables con paneles solares integrados para prolongar su autonomía.
Cuando el bote está casi vacío, emite un aviso de voz; si está “lleno”, suena un agradecimiento personalizado al receptor y regresa automáticamente a su estación de vaciado.
Lejos de ser un simple gadget, la propuesta busca humanizar el acto de tirar la basura. Al convertirlo en un intercambio emocional el bote pide, el ciudadano responde se rompe la rutina y se refuerza el mensaje ecológico de manera más memorable. Expertos en psicología ambiental señalaron que la interacción lúdica aumenta la probabilidad de que la conducta deseada se repita.
A pesar del impacto mediático, el proyecto debe enfrentar desafíos:
- Mantenimiento y vandalismo: Los sistemas robóticos pueden resultar costosos de reparar si son objeto de daños intencionales.
- Privacidad: Las cámaras podrían generar preocupación sobre vigilancia excesiva.
- Aceptación social: No todos los ciudadanos reaccionan positivamente frente a dispositivos que “sienten” o “hablan”, y podría haber rechazo cultural.
Las autoridades estudiarán durante los próximos meses la eficacia real de estos contenedores y evaluarán su escalabilidad a otros barrios y ciudades.
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