Lo que parecía una tarde común en el tranquilo barrio Riachuelo, en Queimados, municipio del estado de Río de Janeiro, se convirtió en una escena de impacto y luto. Un joven ciclista perdió la vida de una forma tan inesperada como trágica: tras atropellar accidentalmente a un perro, cayó al suelo y terminó gravemente herido con un vaso de vidrio que llevaba consigo.

Según los primeros informes, el hombre circulaba en su bicicleta por una de las entradas del barrio cuando un perro se atravesó súbitamente en su camino. El impacto hizo que el ciclista perdiera el control y se precipitara contra el pavimento. En la caída, un vaso de vidrio que portaba se rompió y uno de los fragmentos le provocó una profunda herida en el muslo.

El corte fue tan severo que provocó una hemorragia masiva. A pesar de los intentos desesperados de los vecinos por detener el sangrado, la gravedad de la lesión fue imposible de contener. En cuestión de minutos, el joven perdió el conocimiento y su vida comenzó a desvanecerse ante los ojos de quienes intentaban auxiliarlo.

Los servicios de emergencia fueron alertados de inmediato, pero cuando llegaron al sitio, el estado del ciclista ya era crítico. Fue trasladado en ambulancia al hospital más cercano, sin embargo, falleció antes de poder ser atendido por los médicos. La causa de muerte: shock hipovolémico por pérdida excesiva de sangre.

La Policía Civil del estado de Río de Janeiro inició una investigación formal para esclarecer los hechos. Agentes de la comisaría local acudieron al lugar del accidente para levantar pruebas, tomar fotografías y entrevistar a los testigos. Si bien todo apunta a un lamentable accidente, las autoridades no descartan ninguna hipótesis hasta contar con el informe completo.

Hasta el momento, la identidad del ciclista no ha sido revelada oficialmente. Se sabe, sin embargo, que era un hombre joven, residente del área, descrito por vecinos y conocidos como una persona tranquila, amable y trabajadora.

La noticia corrió rápidamente por redes sociales y medios locales, donde la comunidad expresó su consternación y tristeza. Muchos señalaron la insólita y trágica naturaleza del accidente como un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida.

“Era un buen chico, siempre pasaba en su bici saludando”, relató una vecina del barrio entre lágrimas. Otros lamentaron la falta de servicios veterinarios o refugios que puedan proteger a los perros callejeros, ya que este tipo de situaciones aunque rara vez fatales, no son del todo infrecuentes en zonas urbanas de Brasil.

El cuerpo del fallecido fue trasladado al Instituto Médico Legal (IML), donde se realizará la autopsia correspondiente. En paralelo, se analiza si el vaso de vidrio que provocó la herida estaba roto previamente o si el impacto lo rompió al caer, un detalle que podría ayudar a reconstruir exactamente cómo ocurrió el accidente.