Lo que comenzó como una jornada de aventura y turismo terminó en una de las jornadas más sangrientas en la historia reciente de Cachemira, India. Rishi Bhatt, un turista oriundo de Ahmedabad, grabó sin saberlo un ataque armado mientras se deslizaba sonriente en una tirolesa. Minutos después, la tragedia se desató a tan solo unos metros de distancia.

Bhatt relató que, justo antes de iniciar su recorrido por la tirolesa, escuchó al operador del sistema decir “Allahu Akbar” (Dios es grande) tres veces. En ese instante comenzaron los disparos, aunque él no fue consciente del ataque mientras descendía.

“Nueve personas usaron la tirolesa antes que yo. Cuando llegó mi turno, escuché al operador decir 'Allahu Akbar' tres veces y luego empezaron los disparos”, narró Bhatt aún con evidente impacto por lo vivido.

Al finalizar su trayecto, el turista notó lo que estaba ocurriendo: personas heridas, gritos de pánico y cuerpos tendidos en el suelo. “Vi a cinco o seis personas recibir disparos. Fue entonces que entendí lo que acababa de presenciar sin saberlo”, añadió.

El ataque tuvo lugar el pasado 30 de abril en una pradera ubicada a solo cinco kilómetros de Pahalgam, una localidad conocida por su belleza natural y visitada tanto por locales como por turistas extranjeros. Según informes preliminares, los agresores abrieron fuego indiscriminadamente contra un grupo de turistas, dejando al menos 28 personas muertas y una decena más con heridas graves.

Los atacantes aún no han sido identificados y no hay detenidos hasta el momento. La Policía india inició una investigación para esclarecer el origen del ataque, que hasta ahora se atribuye a grupos insurgentes armados que operan en la región.

Este sangriento episodio se convirtió en el ataque más grave contra civiles en la Cachemira india desde el año 2000, cuando un atentado insurgente dejó 36 muertos en un pueblo al sur de la región.

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