Por: Eduardo Serrano

La amenaza plasmada en los muros, la puerta y el portón de la fachada de la casa de una enfermera, indignó al Ambiente Político y a la mayoría de los duranguenses, pues lamentablemente, todavía hay personas que forman parte de un pequeño sector que no cree en la existencia de la pandemia, y otro más que por ignorancia o estupidez, se ha volcado en contra del personal de salud, colocando a Durango entre los 22 estados en los que se han levantado carpetas de investigación, por agresiones a quienes están en la línea de la batalla en contra del Coronavirus, sumando esfuerzos, horas de desvelo y ausencia de sus hogares, para salvarle la vida a quienes han requerido asistencia hospitalaria, ante la gravedad de los síntomas. Sin embargo, hay que puntualizar que supimos de esa agresión, gracias a que el líder sindical de los Trabajadores de la Salud, Óscar Chávez, publicó en redes sociales la vergonzosa imagen; de ahí que nos cuestionemos, ¿Cuántas agresiones de mayor o menor grado, han ocurrido y no nos hemos dado cuenta?

El gobernador José Aispuro Torres repudió el acto amenazador e instruyó a la fiscal General del Estado, Ruth Medina Alemán, para que se investigara a fondo, y se garantizara la seguridad de la enfermera con quien platicó personalmente para darle puntual seguimiento al caso. Diversas voces también se alzaron para mostrar su solidaridad con la profesional de la salud y con todo el gremio, entre ellos el presidente de la Jucopo en el Congreso del Estado, Esteban Villegas Villarreal, y los coordinadores de los grupos parlamentarios de Morena y del PAN, Sandra Amaya y Carlos Maturino, respectivamente. El alcalde Jorge Salum, también sostuvo comunicación directa con la familia de la enfermera y ofreció vigilancia con elementos de la Dirección Municipal de Seguridad Pública en su domicilio, de ser necesario. En medio de la indignación y la vergüenza, Durango, nuevamente, daba la nota nacional. Por fortuna, la historia tenía más capítulos para contar.

No habían pasado muchas horas, cuando de pronto, ese acto lamentable en el que afloró lo más ruin de quienes se atrevieron a quitarle la tranquilidad a la enfermera, a su familia y a todo el personal de la Salud, tomó un matiz especial que nuevamente provocaría que Durango diera la nota, desde luego, en otro sentido. Fue así como apareció Nacho Mares Gutiérrez, un joven que solo tomó la publicación de un medio local, para apuntarse en la reparación del daño, pintando de nuevo la fachada, la puerta y el portón, para borrar el mensaje perverso que arrebató la calma de quienes allí habitan, pero también para gritarle al mundo que en esta ciudad “callada y tranquila”, se rompe el silencio cuando es necesario que se sepa que en Durango, somos más los buenos, y que a médicos, enfermeras y enfermeros, ¡se les respeta!

Quizás usted como yo, no conoce a Nacho Mares, pero no nos limita para agradecerle ese gesto solidario. Tal vez se lo ha topado por la calle, portando -como la mayoría- el cubrebocas que la emergencia sanitaria y la necesidad de limitar los contagios del COVID-19, nos obliga. Es probable que al grupo de jóvenes que echaron a andar el compresor para cubrir de nuevo con pintura verde los muros de la vivienda, tampoco usted los ubique a “bote pronto”, pero ellos y Nacho Mares, están ahí al igual que miles de duranguenses que sabemos el significado de la palabra “respeto”, y lo que implica este valor como fuente de inspiración, en quienes se parten el alma en donde el único objetivo es salvar vidas. Somos más los que deseamos que sea superado este trago amargo de la pandemia; somos más los que esperamos que las personas enfermas regresan a sus hogares; somos más los que rogamos para que nuestros médicos, enfermeras y enfermeros, no desfallezcan. Así es Nacho, ¡somos más los buenos!

Twitter: @LaloSerranoZ