Por: Eduardo Serrano

Es muy importante alcanzar la representatividad en los órganos de Gobierno, a fin de impulsar las políticas públicas que beneficien a todos los sectores en un Ambiente Político de equidad. Las mujeres, por ejemplo, han avanzado de manera importante demostrando que no aspiran a que se les “dé algo en específico”, sino que, con sus capacidades y talentos, se han ganado a pulso el reconocimiento de que pueden aportar mucho a nuestra democracia. También hay quienes se preocupan por apoyar a nuestros hermanos indígenas, como lo ha hecho la diputada local Gaby Hernández López, quien, en octubre de 2018, presentó una iniciativa de reformas a la Constitución Política del Estado, para la creación de un nuevo municipio indígena, en el que se respete la autonomía de las etnias, sus capacidades, usos y costumbres, y que esto les permitan aspirar a igualdad de oportunidades para su desarrollo. Sin embargo, hay otros sectores sociales, cuyas voces, de momento, se encuentran silenciadas.

A miles de familias mexicanas las separan kilómetros de distancia, pero las une el sueño de ver su desarrollo y el de sus comunidades. Año con año la fuerza laboral de los “paisanos” en los Estados Unidos, produce millones de dólares que son enviados en remesas para la manutención de sus padres y hermanos, esposas e hijos, pero también para ejecutar obras y mantener a flote pequeñas empresas de diversos giros en sus comunidades de origen. Se estima que, durante el 2019, llegaron a nuestro país 36 mil 48 millones de dólares (mdd), fruto del trabajo de los “migrantes”, cifra que, según el Banco de México, superó los montos de inversión extranjera directa y las exportaciones petroleras. En abril, a pesar de la pandemia del Coronavirus, los migrantes superaron por más de un 18 por ciento el envío de remesas respecto al mismo mes del 2019, y en mayo, sin importar la pérdida de empleos en el vecino país del norte, fueron casi tres por ciento más que el año pasado, sumando tres mil 379 mmd.

En nuestra entidad se creó el Instituto de Atención y Protección al Migrante y su Familia; para dirigirlo, el gobernador José Aispuro Torres invitó a Luis Ernesto García Barrón, quien ha vivido en carne propia las dificultades de luchar por alcanzar el “sueño americano” y ha visto de cerca como se convierte en una pesadilla para muchos. García Barrón -“el migrante”, no el “político ganadero”-, ha señalado que existen alrededor de un millón de duranguenses en suelo estadounidense, por lo que merece especial atención este tema, ya que a la entidad, nuestros hermanos migrantes, tan solo en el 2019, enviaron 870 mdd, y en el primer trimestre de 2020, han favorecido a sus familias con un estimado de 211 mdd, aunque sus esfuerzos por mezclar recursos para obras de infraestructura en sus comunidades, en ocasiones se han visto limitados, de ahí la necesidad manifiesta de que alguien los represente, también en los órganos legislativos.

El “migrante entre los migrantes”, también preside actualmente la Coordinación Nacional de Oficinas Estatales de Atención a Migrantes (Conofam), una importante distinción que llega por primera vez para Durango y va en sintonía con la necesidad de velar por los derechos de nuestros paisanos. Solo por citar un ejemplo de las acciones que desempeña, como resultado de la tarea encomendada por el gobernador Aispuro, Luis Ernesto ha contribuido en el reencuentro de seis mil 500 personas, mediante un programa con alto sentido humano, denominado “Abrazando Almas”. García Barrón es una de esas voces que se han alzado, por lo que es probable que, dentro de sus aspiraciones políticas, también se encuentre la intensión de alcanzar una diputación local para el 2021. Suena interesante para el Ambiente Político esa posibilidad, pues no hay que descartar que tarde o temprano, veamos como pasa de ser un “Migrante entre los Migrantes”, a un migrante, en el Congreso del Estado.

Twitter: @LaloSerranoZ