Por: Eduardo Ortega Solano

 Andrés Manuel López Obrador presentó su segundo informe de Gobierno, sin novedad; no escuchamos nada que no haya dicho con anterioridad en algunas de sus tradicionales mañaneras, solo que su discurso, por ser leído, fue más fluido y dentro de un entorno con un protocolo formal, eso sí muy sobrio, alejado del besa manos y la parafernalia normal en sexenios anteriores. Incluso hizo notar la ausencia del fiscal Gertz Manero, y del presidente de la suprema corte, Arturo Saldívar, al mencionar: “Miren como han cambiado las cosas, los invité y no pudieron asistir. En otros tiempos eso no pasaba, porque ellos tienen la arrogancia de sentirse libres este es el cambio, esta es la transformación”. Sin embargo, fue polémico el uso de la palabra “arrogancia” muchos la interpretaron como un raspón a los funcionarios, a mí me parece que tan solo fue un lapsus línguae del Presidente, ya que la pronunció dentro del marco de la transformación que resaltaba, queriendo referirse a independencia, autonomía o emancipación.

Antes del informe, ya algunos medios como: El economista, El Reforma, El País, El Financiero entre otros, habían presentado sus encuestas, donde el sondeó había arrojado como se encontraba la popularidad del primer Mandatario, rumbo a el segundo informe de Gobierno; en el renglón de desaprobación existe un mínimo de un 33.3 por ciento, con un máximo de 47, siendo en el rubro de aprobación 53 por ciento el mínimo y 65.7 el máximo. Según estos números la popularidad del Presidente ha disminuido, es algo normal; gobernar desgasta, sin embargo, la metodología no contempla personas sin teléfono que es un universo importante. Por su parte AMLO aseguró ser el segundo presidente mejor evaluado del mundo y afirmó que los números que tiene su administración reflejan que sólo 25 por ciento de los encuestados rechaza a su Gobierno y al cinco le da igual.

El discurso del Mandatario fue moderado pero victorioso, pues señaló que en el peor momento “contamos con el mejor Gobierno”; además, afirmó haber cumplido 95 de los cien compromisos contraídos, y dijo que eso son los cimientos, que está sentando las bases para cumplir la prometida transformación. Dio inicio a su mensaje hablando de lo que llamó “la peste de la corrupción”; “este Gobierno no será recordado por corrupto, el mayor legado será purificar la vida pública de México y estamos avanzando”. Percibo que reconoció que en su Gobierno no se ha terminado la corrupción cuando mencionó que se acabó la robadera de los de arriba, “pero falta por desterrar por completo el bandidaje oficial”. Precisó que por la política de austeridad y el combate a la corrupción, ha ahorrado 560 mil millones de pesos.

Todos recordamos que AMLO, siendo aún candidato, ante la pregunta para cualquier problema; repetía como si fuera un mantra, algo que parecía una solución mágica: “Acabar con la corrupción”. Considero que mayoritariamente si, tenía razón, una parte importante de secretarías e instituciones tenía la pus de la corrupción hasta la médula de los huesos, la Casa Blanca, la Estafa Maestra, Odebrecht, Pemex, son tan solo la punta del iceberg, lo que no imaginábamos es que estos quebrantos al erario eran auspiciados por la oligarquía de los gobiernos; que pudiera incluir a los inquilinos de Los Pinos, hecho que ahora está quedando en evidencia, no veo al primer Mandatario con ánimos de enriquecimiento y menos ilícito, pero debe cuidar a sus allegados, después no cabe el inverosímil pretexto de… yo no sabía.

En relación a la pandemia dijo, no es un asunto político sino de salud pública, “he confiado las decisiones en esta materia a un equipo de profesionales con gran experiencia, y saldremos con un mejor sistema de salud. Recibimos el Gobierno con 401 hospitales abandonados, saqueados o a medio construir, con un déficit de más de 200 mil profesionales de la medicina. En meses hemos reconvertido, 969 hospitales para pacientes con COVID-19, se han instalado 32 mil 203 camas y 10 mil 612 con ventiladores; asimismo, se han contratado 47 mil médicos generales, especialistas, enfermeras y otros trabajadores. En nuestra propia entidad federativa, vimos el acondicionamiento del tercer piso del hospital 450 y la puesta en marcha del Hospital de Gómez Palacio, para atención de pacientes con Coronavirus, promesa cumplida de AMLO el cual también reconoció que fue una promesa cumplida Gracias a la insistencia del gobernador Aispuro Torres.

A dos años del inicio de Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) faltan cosas por hacer, se han cometido errores, pero soy un convencido que ningún mandatario de los últimos 30 años pudo haber hecho las cosas mejor.

Twitter @eduardoortegas