APUNTES… Comienza a debilitarse el triunvirato
Por: Guillermo Fabela Quiñones
Mientras no se aclaren, con datos objetivos, las causas concretas de la renuncia del ya exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, existirá la tentación de la derecha de acusar al Ejecutivo de “presionar” al Poder Judicial. Aunque no sea relevante, para la mayoría de la sociedad, un señalamiento político que no pasa de mera especulación, es importante dejar sentado que este es un paso más en la lucha contra la corrupción.
El propio Medina Mora debe ser el más interesado en demostrar que su salida de la SCJN es para facilitar el trabajo de investigaciones de diverso tipo que, como ha trascendido, lleva a cabo, entre otras instancias de gobierno, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). Para el ciudadano común, lo que realmente importa es que se combata con firmeza la impunidad, el influyentismo y todas las lacras que han contribuido a fortalecer la descomposición social en México.
El desenlace que tenga esta inesperada e inédita renuncia de un ministro de la SCJN, será decisivo para el gobierno del presidente López Obrador. Lo que no conviene a nadie es que se pretenda poner fin al problema político que se puede generar, de uno u otro modo, con salidas falsas, como sería el caso si se temiera seguir el curso de las indagatorias hasta las últimas consecuencias. El primer paso ya está dado, de ningún modo hay marcha atrás.
Se deberá seguir adelante, porque el motor de la maquinaria que se puso en marcha no tiene reversa. Sin embargo, conforme al artículo 98 de la Constitución General de la República, corresponde al Senado avalar la aceptación de la renuncia por el Ejecutivo. El coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal Ávila, dijo que “no es tan sencillo” que un ministro de la Suprema Corte presente su renuncia y se olvide de su responsabilidad, así sin más trámite.
Se tendrá que seguir el curso de lo señalado por la Carta Magna, pero lo que ya es evidente es la falta de autoridad moral de Medina Mora para continuar con su investidura. Es un verdadero “pez gordo”, que se alimentó durante tres sexenios con “vitaminas” de sobra. Lo consintieron los mandatarios que menos cuidado tuvieron en sus tratos con los otros poderes. Puede afirmarse que para los investigadores, no sólo de la UIF, sino de la Fiscalía General de la República, hay mucha tela de donde cortar.
Los tres ex presidentes esperaban que Medina Mora permaneciera en la SCJN hasta el año 2030, para que desde allí velara por sus intereses. No será el caso, porque no hay condiciones mínimas para ello. El presidente López Obrador ha sostenido que “las escaleras se barren de arriba hacia abajo”. Este es el primer ejemplo digno de tomarse en cuenta de que será lo que haga de aquí en adelante.
De ahí la urgencia de que el propio mandatario ponga más interés en conformar una estructura de poder real que lo arrope con firmeza, que consolide su alianza con las clases mayoritarias, con el fin de que los poderes fácticos no cedan a las tentaciones de frenar el curso de la Cuarta Transformación. Y sobre todo, que su propio partido, Morena, cumpla su vital cometido de consolidar los cimientos de un nuevo régimen que apenas se empieza a construir, con enormes dificultades.
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