APUNTES… Dura prueba le espera al Delegado
Por: Guillermo Fabela Quiñones
Durango ocupa un lugar muy destacado como entidad minera y de grandes recursos maderables, pero su escasa proporción en el padrón electoral es irrelevante, situación que se agrava por el ensimismamiento de la clase política y su nulo interés en buscar nuevos derroteros. En años pasados era muy claro el camino a seguir por ésta, pues se regía por un escalafón, no en base a méritos sino a la lealtad al jefe del clan en turno. Esta situación fue rota por el arribo de los contadores al primer nivel político, quienes contaron con el apoyo de la cúpula de la Iglesia católica.
El esquema trazado por la dupla que desbancó a los abogados se anuló por partida doble: Por las ambiciones de quien dio el golpe inicial con el objetivo de crear un grupo de poder transexenal, y porque el PRI perdió en las urnas en julio de 2018. La pirámide se vino abajo una vez que se anuló la posibilidad de afianzarse en la cúspide, como era el plan de haber ganado el candidato del partido tricolor. Era tal la seguridad del triunfo que meses antes el ambicioso contador metido a dirigente campesino se peleó con sus patrocinadores, quienes inmediatamente impulsaron a quien tenía reservado un papel secundario en los años venideros.
Éste es ahora quien vislumbra un futuro más amplio, con el respaldo del arzobispado, y seguramente no permitirán que las cosas cambien en favor de quien ambicionaba ser el factótum del poder en la entidad, como en su tiempo lo fueron los dos Antonios durante más de tres décadas. De ahí viene el interés en lograr que Gómez Palacio cobre mayor relevancia política que la capital, como se ha visto en los últimos meses, a partir de que la actual jefa del Ayuntamiento se enfrentó con el gobernador, aunque dicho enfrentamiento afecte la economía de la región lagunera.
El presidente López Obrador dejará que la pugna siga su curso, y que sean los propios duranguenses quienes la resuelvan, siempre y cuando no incida en detrimento de Morena y de la votación que recibiría en las elecciones del 2021. Ya se tuvo una amarga experiencia en los pasados comicios, cuando el candidato morenista, expriista de toda la vida, llevó a Morena a un nivel de bancarrota. Era previsible que así ocurriera, toda vez que quienes se dedicaron con ahínco a ganar espacios, vieron frustrados sus esfuerzos. Nunca pensaron que serían hechos a un lado, porque a final de cuentas se dedicaron a la politiquería más que a consolidar al partido.
En la pugna por el poder, lo que habrá de ocurrir es que se pierda la viabilidad de impulsar el desarrollo de Durango, única alternativa concreta para lograr que el presidente López Obrador voltee sus ojos a la entidad. Por el afán de fortalecer al actual “emisario del pasado” y patrocinador de la alcaldesa, se perdió una inversión que ya estaba etiquetada y que sería la piedra de toque del desarrollo de la región, el llamado Eco Bus de La Laguna.
Duro paquete le espera al delegado especial: Encontrar la salida a la crisis política que se avecina, cuyo agravamiento daría margen a que los “emisarios del pasado” aprovechen el caos para apuntalar sus intereses mezquinos, sin que ello beneficie a la ciudadanía y mucho menos al régimen de la «Cuarta Transformación».
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