APUNTES… Elemental pregunta: ¿Pero qué necesidad?
Por: Guillermo Fabela Quiñones
“Pero qué necesidad”, se preguntaba en una de sus canciones el finado Juan Gabriel, frase que se popularizó y ahora se usa para cuestionar un hecho que complica un asunto en vez de contribuir a resolverlo. Esto viene a cuento por la “encuesta” que se hizo en Baja California con la pretensión de validar el cambio a la Ley Electoral que hizo el Congreso local con el objetivo de que el gobernador electo por dos años, Javier Bonilla Valdés, de Morena, pudiera prolongar a cinco su permanencia en la casa de gobierno de dicha entidad.
El domingo se realizó la muestra demoscópica, con los resultados esperados: Irregularidades en las casillas, mínima concurrencia de participantes, “triunfo” arrollador de la propuesta de avalar la llamada “Ley Bonilla”. Sin embargo, fue tan burda la maniobra que se da por descontado que las impugnaciones de los partidos opositores surgirán de inmediato. Se anticipa que la solución a este innecesario problema lo dará la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que tendrá que ser con apego al mandato constitucional.
Es preciso reiterar el imperativo de que Morena cuide el enorme capital político que le dio la victoria arrolladora en las urnas su candidato en los comicios de julio de 2018. El presidente Andrés Manuel López Obrador está muy consciente de que, como le gusta reiterarlo, “el pueblo pone y el pueblo quita”. De ahí el imperativo de proceder tal como lo espera la sociedad mayoritaria: de modo contrario al nefasto actuar político de los partidos tradicionales.
El Ejecutivo está demostrando un real interés en seguir una ruta distinta a la de sus adversarios, en los diferentes campos del quehacer gubernativo. Sin embargo, en la praxis política cotidiana, el partido que fundó con tanto esfuerzo y entereza no está entendiendo cabalmente el mensaje del ahora mandatario, quien como tal afirma que su deber es gobernar para todos los mexicanos. En consecuencia, está dejando que Morena siga su camino, aunque lo haga sin una ruta acorde con la convicción de llevar al país a la «Cuarta Transformación».
De ahí la necesidad de empatar los ideales del mandatario con la obligación de fortalecer al partido que contribuyó a su victoria en las urnas. Con todo, en los hechos no está sucediendo así, pues hay quienes en sus posiciones como dirigentes sólo actúan movidos por intereses personales; tal es el caso del susodicho gobernador electo de Baja California. Sus ambiciones, alentadas por quienes debieron obligarlo a comportarse conforme a los nuevos parámetros que demanda la ciudadanía, metieron a Morena en un brete innecesario que le traerá consecuencias negativas.
De por sí, los neoporfiristas están al acecho para lanzarse como hienas contra el presidente López Obrador, por lo que resulta un absurdo que desde el propio partido en el poder se actúe de modo que se tenga uno que preguntar como lo hacía el cantautor: “¿Pero qué necesidad?”. Se olvidan de algo tan elemental como tener primero el pastel en la mesa y luego empezar a repartirlo de modo que todos queden contentos.
Se está cayendo en el viejo vicio de los partidos tradicionales de “agandallar” la repartición para quedarse con la mayor parte del “pastel”, aunque ahora no existen condiciones para tal modo de actuar. ¿Acaso no se dan cuenta? ¡Pero qué necesidad!