APUNTES… Sin medallas en tokio rebelión en la granja
06/08/2021 - Hace 3 años en MéxicoAPUNTES… Sin medallas en tokio rebelión en la granja
Por: Guillermo Fabela Quiñones
En el caudal de problemas que laceran la realidad nacional, el de la pobreza destaca como un factor fundamental de la mediocridad que caracteriza al Estado mexicano, que en este momento queda de manifiesto en la participación de los atletas de nuestro país en las Olimpiadas de Tokio 2020. No están al nivel que debían tener en consonancia con el disfraz engañoso que nos abrió las puertas al selecto grupo de organismos internacionales con las más altas posibilidades de crecimiento.
Aunque falten pocos días para que finalice el máximo evento deportivo del mundo, puede afirmarse que ha sido un fracaso lamentable la presencia de México en estos juegos olímpicos que aplazó la pandemia. Desde luego, los deportistas no son los culpables sino el sistema que los condujo a una derrota previsible. Luego de cuatro décadas sin crecimiento real de la economía, lo que se esperaba era la reactivación de ésta con la inversión pública como motor del cambio.
Se hizo todo lo contrario al imponer la “austeridad republicana” que contrajo dramáticamente la viabilidad de rencauzar el crecimiento; las consecuencias están a la vista. Con el surgimiento de la pandemia la crisis económica se magnificó, afectando primordialmente a los sectores más pobres de la población. La paradoja es que no somos un país pobre, sino empobrecido por la voracidad de las élites, la costumbre de convivir con la corrupción como mecanismo para lucrar, el debilitamiento del estado de derecho como factor para apuntalar la fuerza de los poderosos.
A nivel mundial, México es uno de los países más saqueados, lo más terrible es que lo sigue siendo, no obstante que el Gobierno que se proclama como el de la Cuarta Transformación (4T) logró derrotar al régimen más corrupto de los anales históricos nacionales, con la firme promesa de cambiarlo para crear condiciones de mayor bienestar a la población. Vemos que no ha sido así, pues los niveles de pobreza se mantienen a la alza, como en el periodo neoliberal, con más del 60 por ciento de la población en tal concepto.
Esto sucede así no sólo por la dependencia de los organismos financieros internacionales, sino por la firme alianza entre las cúpulas de la oligarquía y de la burocracia, la cual se esperaba se rompiera en esta administración, aunque gradual pero firmemente. Lo único que se ha logrado es bajar los niveles de la corrupción, un avance que opaca la impunidad pues se mantiene inalterable merced a la descomposición de las instituciones responsables de la procuración de justicia, incluida la electoral, en este momento en el ojo del huracán por la crisis que llevó a la consumación de un “golpe de estado” en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Sin embargo, según el presidente López Obrador una de las principales preocupaciones del ciudadano de a pie son los baches, problema sempiterno en la mayor parte del país. Cuando es un hecho que la violencia derivada del crimen organizado y la descomposición social están ensombreciendo y enlutando amplias regiones del territorio nacional; cuando la pandemia volvió a cobrar nuevos bríos y cuando la pobreza tiende a incrementarse, realidad que encubre el crecimiento de las remesas, fenómeno a su vez demostrativo de la incapacidad del aparato productivo nacional para generar empleos y favorecer crecimiento real.
Mientras tanto, los máximos organismos empresariales se repliegan en espera de una debacle mayor, que podría ocurrir al no echar a andar el motor del crecimiento: las inversiones públicas en sectores productivos y elevando el poder adquisitivo de las clases mayoritarias, para suplir las inversiones del sector privado, las cuales no llegarán en este sexenio. En cambio, aflorarán presiones como la de los distribuidores de gas a un mandatario sin visión estratégica.
Twitter: @VivaVilla_23